Bilbao - “Así como nuestro pueblo necesita encontrar un lugar entre los pueblos, así también nuestra lengua tiene que encontrar un lugar entre las lenguas”. Así rezan las palabras del difunto Koldo Mitxelena, prestigioso lingüista euskaldun, y de ellas se hicieron también eco ayer en el seminario sobre el euskera que tuvo lugar en la sede de Sabino Arana Fundazioa. En él participaron una treintena de escritores, traductores y representantes de instituciones públicas y asociaciones relacionadas con el euskera y la cultura vasca. El fin: analizar el origen, la evolución y la situación actual del idioma y, de paso, presentar el número monográfico de Hermes que versa sobre el euskera y las últimas resoluciones llevadas a cabo desde el Parlamento Europeo en esta materia: ¿Unidos por la diversidad?

“Bruselas ha dado un paso decisivo hacia la conservación de las lenguas que forman el patrimonio de cada uno de nuestros pueblos”, declaró Izaskun Bilbao, eurodiputada de EAJ-PNV, haciendo referencia al llamado informe Alfonsí. Este trata sobre la conservación de las lenguas -denominadas- minoritarias. Con 645 votos a favor del total de los 700 diputados asistentes, el 11 de septiembre de 2013 el Parlamento Europeo le dio su apoyo.

Asimismo, Bilbao aseguró que el debate sobre las minorías nacionales y sus lenguas es un “debate imparable y necesario” que atañe a un problema real: el encaje insatisfactorio que algunas naciones europeas que suman más de 50 millones de personas. Estas complicaciones nacen, explicó, del concepto de nacionalismo mal entendido: “España, por ejemplo, es un estado con una constitucionalización muy arcaica y deficiente de entender los conceptos sobre soberanía e identidad”. No imponer, no impedir y depositar las decisiones en las manos de los ciudadanos; esas son sus soluciones. “El Parlamento Europeo no solo considera que nuestras políticas a favor del euskera son correctas, sino profundamente europeístas”.

Insistir y perseverar. Andrés Urrutia, presidente de la Euskaltzaindia, recalcó que la vertiente europea es muy importante en la protección del patrimonio lingüístico de lenguas como el euskera. “Por mucho que los vascos veamos Europa como algo lejano, está más presente de lo que pensamos”. Pero además, comentó que la resolución del 2013 aportó medios para que estos principios se traduzcan en una realidad: “Es la primera vez que esa protección se aborda desde una perspectiva económica y financiera”.

Sin embargo, desde el septiembre de 2013 ha llovido mucho. Patxi Baztarrika, viceconsejero de Política Lingüística del Gobierno vasco, expresó su preocupación por lo que él considera un “parón” en Bruselas. “Tras la constitución del nuevo parlamento no se les ha aportado ninguna cartera a las políticas de multilingüismo”.

En opinión de Baztarrika, la Unión Europea no es solo una unión económica, sino también de sus lenguas y su cultura. “El enfoque actual es utilitarista, pero fuera aparte de las lenguas hegemónicas también hay otras que pueden servir a la economía”. Asimismo, defendió que el euskera no es un idioma de tercer o cuarto grado. “En el mundo hay unas 6.000 lenguas diferentes, pero en Twitter solo hay 36; y el euskera está entre ellas”.

Del batua al euskalki Pacificación, convivencia, desarrollo sostenible... y el euskera. Esos son los temas que trabaja Sabino Arana Fundazioa y de ahí el seminario de ayer: Hacia una relación enriquecedora del euskara batua y sus dialectos. “No será ni el primero ni el último en relación con nuestra lengua”, aseguró Juan María Atutxa, presidente de la fundación.

Entre otros temas, se debatió no solo sobre cómo conseguir que el euskera sobreviva, sino también sobre cómo lograr que sea una lengua “viva y de futuro” en un contexto en el que los vientos soplan a favor de las hablas hegemónicas. “Ese es nuestro gran reto”, opinió Atutxa. Pero no el único. “Hay que lograr que la relación entre el euskara batua y los euskalkis solo se entienda en términos de interacción positiva”.

La protección de las minorías tradicionales es uno de los grandes desafíos que quedan por delante. En la actualidad, además de a Euskal Herria, afecta aproximadamente a un 8% de la población europea. “Frente a la ley del más fuerte, el informe Alfonsí pone los puntos sobre las íes”, recalcó Atutxa. El objetivo: promover la convivencia europea como pilar de la Europa del siglo XXI.