abadiño - “¿Qué se le pasa a uno por la cabeza para hacer algo así?” Sin respuestas, pero haciéndose siempre la misma pregunta, los compañeros de trabajo de Mari Luz Alejo, asesinada por su marido el pasado miércoles en el barrio abadiñarra Matiena, cuyo cadáver apareció junto al de su madre Amelia Rodríguez Sardón, se concentraron en la mañana de ayer ante la empresa Inyectametal para expresar su repulsa por el doble crimen.
También sin respuestas definitivas y con la investigación aún abierta, el departamento de Seguridad del Gobierno Vasco informaba ayer de que el motivo del crimen ocurrido en Abadiño pudo ser una fuerte discusión familiar por motivos económicos. De hecho, la carpintería de madera y aluminio de Atxondo, propiedad del detenido -y donde apareció atado por los pies colgando de un montacargas-, parece que atravesaba por dificultades económicas.
La Ertzaintza tomó declaración al arrestado como presunto homicida de su mujer y de su suegra, y éste admitió haber cometido el doble crimen y haber organizado un montaje para simular un asalto a su negocio. Ayer continuaron las diligencias policiales bajo la hipótesis de que el desencadenante del suceso pudo ser un enfrentamiento familiar por motivos económicos. A la espera de las conclusiones definitivas del informe forense sobre las autopsias de los dos cadáveres, la Ertzaintza considera que en ambos casos la muerte se debió a los golpes que les infringió el presunto autor del doble crimen, quien pasará a disposición judicial a lo largo del día de hoy bajo la acusación de homicidio.
Por el momento, el detenido, Benito Quintairos, permanece en dependencias de la Ertzaintza en Durango, a las que fue conducido en la tarde del miércoles. Los indicios recogidos en la carpintería, así como otros datos de la investigación recopilados por la Policía vasca, avalaron la detención de Quintairos bajo la acusación de homicidio.
En la concentración celebrada ayer en repulsa por estas víctimas, todavía no se daba crédito a lo sucedido. “Estamos intentando digerir lo que nadie queríamos que fuese. Cuarenta años trabajando juntas es mucho y he pasado casi más tiempo con ella que con los de casa. Era una bellísima persona con muchas ganas de vivir y no me puedo creer que haya pasado algo así”, explicó Nieves al término de la concentración celebrada ayer por sus compañeros de trabajo. Ubicada en el barrio de Matiena, fueron un centenar de trabajadores los que se congregaron ante la empresa donde Mari Luz había trabajado hasta el pasado mes de agosto, momento en el que se prejubiló. “Siempre estaba con la sonrisa en la boca. Era una maravillosa persona y la compañera que todo el mundo quiere tener”, explicó dolido su compañero Mikel Larrañaga.
dolor y rabia Las mismas impresiones transmitió su vecino y compañero, Julio García, que recordó con cariño cómo transcurrieron sus primeras semanas en la empresa. “Ella fue la que me estuvo formando cuando empecé a trabajar aquí en el año 95. Todos los días la veía aquí y era una gran mujer”.
El dolor y la rabia eran palpables en los rostros de sus compañeros. Sin pancartas y durante cinco minutos, se guardó un sobrecogedor silencio que al terminar se vio roto por los emotivos aplausos de los presentes. Algunos no pudieron evitar las lágrimas al recordar a su compañera. “Se acababa de prejubilar y estuvimos 38 años trabajando juntas. Es algo tan difícil de asimilar. Todavía quedábamos de vez en cuando porque teníamos buena relación”, apuntó emocionada Mari Mar San Millán.
La planta abadiñarra paró su producción a las once de la mañana para expresar la indignación por lo sucedido y transmitir las condolencias a la familia. Todos los presentes definían a Mari Luz como una gran compañera y mejor persona. “La gente está muy tocada porque esta es una empresa donde la mayoría vive en Durango o en Matiena por lo que a parte de tener relaciones estrictamente laborales, muchos tienen trato a nivel personal. Desde el punto de vista laboral, intachable, nunca habíamos tenido ninguna queja y era muy trabajadora. En lo personal, era alegre y muy buena gente”, explicó Alberto Álvarez, director de Recursos Humanos en la fábrica.
Tras la emotiva concentración, los trabajadores de Inyectametal volvieron a sus puestos de trabajo con el difícil propósito de recuperar la normalidad y centrarse en las labores del día a día. “Mari Luz siempre estará con nosotros”, zanjó una compañera mientras entraba en la empresa.
Minuto de silencio. El Parlamento Vasco condenó el doble crimen y guardó un minuto de silencio. “Entendemos que la violencia sexista es la expresión más grave de las desigualdades entre mujeres y hombres, derivadas de relaciones de poder y de sometimiento de las mujeres”.
Emakunde. Emakunde condeno ayer el triste suceso y animó a la ciudadanía a que muestre su rechazo ante este tipo de violencia, “que se convierte en una herramienta de intimidación dirigida hacia las mujeres”.