gasteiz- Ninguna universidad del Estado español aparece en 2014 entre las 200 primeras del mundo en el ranking de Shangai, ni en el de la publicación británica Times Higher Education (THE), salvo la Pompeu Fabra de Barcelona que ocupa el puesto 165 de esta última lista. Ambos rankings se han convertido en un referente básico para determinar la calidad de las universidades. Aparecer en un lugar destacado se ha convertido en la obsesión de muchas instituciones académicas ya que de ello depende su prestigio. ¿Estar mal posicionada significa que los graduados salen mal preparados? No. Significa, sencillamente, que la universidad en cuestión flojea en los criterios que miden estos rankings y definen el nuevo modelo de universidad investigadora.

Pero, ¿qué valoran estos rankings? Básicamente tienen en cuenta los artículos científicos publicados en revistas especializadas, los premios Nobel y profesionales de prestigio que han estudiado o enseñan en sus aulas o la capacidad de atraer alumnado extranjero. Tras años pinchando, hay consenso en que la investigación y la internacionalización son los motivos que lastran a la Universidad.

Determina la calidad De un tiempo a esta parte, ha crecido el interés por promover la internacionalización de las universidades ya que la investigación y la innovación son básicas para la competitividad de las economías. Euskadi y el sistema universitario vasco no son ajenos a esta estrategia incluida en el Espacio Europeo de Educación Superior. Este movimiento ha extendido sus ramificaciones desde EU2015 y el Plan de Internacionalización del Ministerio de Educación a los planes estratégicos de las tres universidades vascas. La internacionalización va a ser, además, “una de las dos líneas estratégicas del nuevo Plan de Universitario 2015-2018”, según la viceconsejera de Universidades e Investigación del Gobierno vasco, Itziar Alkorta.

¿Qué es internacionalización? Guy Haug, miembro de la Agencia de Calidad del Sistema Universitario Vasco (Unibasq) y uno de los padres del Proceso de Bolonia, explica que la internacionalización “es un movimiento cuya finalidad es la mejora de las competencias de los estudiantes, del profesorado y de la Universidad en su conjunto en cuanto a su capacidad de actuar internacionalmente, para mejorar su reconocimiento dentro y fuera de su ámbito”. Para lograrlo, dice, hay “muchas herramientas”, como son la movilidad de estudiantes, profesores e investigadores; los proyectos de investigación colaborativos; los títulos de grado y posgrado compartidos con otras universidades de otros países; la enseñanza en inglés...

También es importante “fomentar la actitud de relacionarse con otras universidades de fuera. Es una actitud, como un sello que deberíamos tener todos”, afirma Pello Salaburu, exrector de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y experto internacional en sistemas universitarios. En opinión de Salaburu, “no existen recetas comunes” para internacionalizar bien, pero sí la experiencia acumulada por las universidades que lideran los rankings. “Lo fundamental en este tema es ver lo que hacen las buenas universidades”, comenta. Para este académico la clave es analizar qué hace que EEUU sea una fábrica de nóbeles y el destino de los mejores estudiantes del mundo.

Este curso las universidades estadounidenses acogen en sus aulas a 810.644 estudiantes extranjeros, más de la mitad de la población universitaria del Estado. Normalmente son los mejores. En la historia se han concedido 567 premios Nobel (889 premiados), de los que más de la mitad proceden de Estados Unidos (353) y 113 de Gran Bretaña. José Echegaray, Santiago Ramón y Cajal, Jacinto Benavente, Juan Ramón Jiménez, Severo Ochoa, Vicente Aleixandre, Camilo José Cela y Mario Vargas Llosa son los ocho nóbeles españoles. Ningún vasco ha logrado añadir su nombre a la nómina de los galardones que concede cada año la Real Academia de las Ciencias Sueca. “Todo esto nos tendría que hacer reflexionar”, advierte Salaburu que, pese a la evidente distancia que separa ambos sistemas, confía en las potencialidades de la universidad vasca. “No hay que tener miedo porque podemos hacer las cosas bien [...] ya que el rendimiento de nuestras universidades es superior al que se logra en el conjunto del sistema norteamericano”. Al margen de esta consideración quedan las tasas de éxito que arrojan las mejores universidades de ambos sistemas. En este sentido, Salaburu explica que solo el 57% de los universitarios estadounidenses a tiempo completo es capaz de sacar el título de 4 años en el sexto año de carrera, mientras que el rendimiento en España es del 73%, y en el tiempo previsto. “La clave del éxito es aprender de fuera, no tener miedo y ser conscientes de que podemos ser buenos incluso cuando pensamos que el sistema funciona mal, porque el sistema no funciona tan mal”, dice.

Camino recorrido La Universidad vasca no parte de cero en materia de internacionalización. Salaburu cree que la potencialidad de Mondragon Unibertsitatea “está relacionada con la empresa y la Universidad de Deusto, a simple vista, tiene unas oportunidades enormes con toda la red de universidades jesuitas que hay por el mundo”. Deusto cuenta con 81 profesionales (PDI, PAS o PI) extranjeros de 32 países y mantiene convenios con 324 universidades extranjeras. El curso pasado 1.477 estudiantes deustenses eran de 113 países. En el caso de la UPV/EHU, “hay investigadores bien relacionados, pero ya se están dando pasos a mi entender muy importantes que actúan como factores de atracción”, destaca su exrector.

El curso pasado hubo 2.688 estudiantes de máster en la UPV/EHU y 3.565 en programas de doctorados de los que el 22% y el 20% fueron extranjeros, respectivamente. Se leyeron 390 tesis, más de una por día. De ellas 120 (el 32%) fueron internacionales (12 en euskera). Además, 139 se escribieron en inglés. Actualmente, la UPV/EHU imparte 9 másteres y 250 asignaturas de grado en inglés, que se concentran Administración y Dirección de Empresas (50 asignaturas), Economía (27) 27 o Gestión de Negocios (24).

Por otro lado, Salaburu plantea que “la UPV/EHU tiene una oportunidad única con toda la red latinoamericana, que se empezó de forma muy suave cuando yo fui rector”. Hoy en día forman esa red 11 universidades de iberoamérica, con 415 estudiantes de doctorado que leyeron 18 tesis el curso pasado. La universidad pública mantiene convenios de colaboración con 23 universidades y el proyecto del Campus Transfronterizo con las universidades de Burdeos, Pau y los Países del Adour.

Salaburu da algunas de las claves para el futuro: “La internacionalización es imprescindible, es un factor de atracción para los mejores; cada universidad tiene que buscar sus propias vías de actuación, descubrir en lo que es bueno partiendo de los recursos humanos y materiales de los que dispone y debe intentar ser líder en aquello que puede hacer mejor que otros”. Solo así, añade, “podremos preparar a los estudiantes para que se puedan ganar la vida en un mundo global. Esto es calidad”.

Profesorado internacional Uno de los retos inmediatos, según la viceconsejera Alkorta, pasa por que “el 20% del profesorado sea seleccionado con criterios internacionales para 2020”. A juicio del director de Unibasq, Juan Andrés Legarreta, “lo que está claro es que un buen profesor reconocido internacionalmente mejora el rendimiento. Y en un mundo global conviene que haya una mezcla de gente en la universidad, hay que salir del barrio”. Según adelanta, Lakua adaptará la normativa para contratar al margen del sistema tradicional (por oposición). Se va a poner en marcha un sistema análogo al Serra Húnter catalán. Euskadi con Ikerbasque y Catalunya son las únicas comunidades que están contratando investigadores y profesores a la carta. El Serra Húnter “está dirigido a contratar profesores, buenos investigadores internacionales, para las siete universidades públicas. Cada año se dota de una serie de plazas para potenciar ciertos grupos de investigación, cada universidad propone en qué campos, y la Generalitat y las universidades pagan a medias al docente”.