madrid - Una auxiliar de enfermería madrileña es el primer caso de persona contagiada de ébola que se produce fuera de África. La sanitaria formaba parte del equipo que atendió al misionero Manuel García Viejo, quien falleció por ébola el pasado 26 de septiembre en el hospital Carlos III de Madrid (actualmente adscrito a La Paz), y también a Miguel Pajares, fallecido el 12 de agosto. Fue ella misma la que acudió al hospital madrileño de Alcorcón cuando sintió fiebre. La mujer, que trabaja habitualmente en el hospital La Paz-Carlos III de Madrid donde tuvo contacto con el religioso fallecido, se presentó por la mañana en las Urgencias del Hospital Universitario Fundación Alcorcón al sentir que podía tener fiebre, momento en el que fue aislada y sometida a las correspondientes pruebas tal y como establecen los protocolos de seguridad. Según el mencionado protocolo, a todas las personas que están en contacto con enfermos de ébola, durante 21 días se les toma la temperatura dos veces al día para comprobar si tienen fiebre. Los dos análisis efectuados a la mujer dieron positivo, por lo que fue ingresada en el Hospital Universitario Fundación Alcorcón en régimen de aislamiento.

La ministra de Sanidad, Ana Mato, en una comparecencia extraordinaria ante los periodistas, insistió en que el protocolo de actuación fue “inmediatamente activado para atender a la paciente y garantizar la seguridad del personal sanitario que la atienda y de los ciudadanos”. “Estamos trabajando para verificar la fuente de contagio”, añadió la ministra, que no explicó qué pudo ocurrir en el protocolo seguido para traer al misionero García Viejo para que fallara y se produjera el contagio de la auxiliar, una mujer de 44 años, casada y sin hijos, de origen gallego que lleva más de quince años trabajando en el Hospital Carlos III.

El director general de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, Antonio Alemany, presente en la comparecencia junto a Ana Mato descartó que la enfermera hubiese contraído el virus a través de una exposición “accidental”. Alemany explicó que la profesional sanitaria tuvo contacto con el enfermo de ébola solo en dos ocasiones: una para la atención directa del misionero y otra tras su fallecimiento el pasado día 26.

El director general de Sanidad indicó que la paciente inició unas vacaciones tras la muerte del misionero Manuel García Viejo y que empezó a mostrar “sintomatología vaga” cinco días después. Aseguró que ahora hay que “abordar cualquier contagio susceptible”, lo que están haciendo “ahora mismo” un equipo de epidemiólogos de la Comunidad de Madrid. Preguntado por posibles contagios, Alemany subrayó que había contactado con los profesionales del Summa que atendieron a esta mujer y con profesionales de Alcorcón, en total, unas sesenta personas, incluido su marido.

Sobre la posibilidad real de ese contagio, Alemany dijo que todas las personas que tuvieron relación con ella en su domicilio están siendo evaluadas y recordó que la enfermedad necesita para el contagio “contacto directo con el paciente a través de fluidos y secreciones” y estar en estado sintomático.

EL HOSPITAL no fue evacuado En este sentido hay que recordar que a diferencia en el caso del misionero Miguel Pajares, Sanidad no ordenó evacuar el hospital para tratar a García Viejo porque, según la explicación dada entonces, la sexta planta -la destinada a infecciosos- estaba ya sellada desde que se atendió al primer afectado. Para acceder a esa planta, los profesionales deben llevar una tarjeta específica.

El religioso Miguel Pajares murió el pasado 12 de agosto y el 26 de septiembre lo hizo Manuel García Viejo, de 69 años, director clínico del hospital de Lunsar. Ambos eran miembros de la Orden de San Juan de Dios. Los fallecidos a causa del virus suman ya 3.338, según el último recuento oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Falta por saber si el liberiano ingresado en Texas contagió a alguien durante el tiempo que tardó en ser internado después de que el hospital le mandara a casa la primera vez. Mientras eso se confirma, el caso de la enfermera de Madrid es el primer caso no africano de ébola y abre un nuevo panorama.