BILBAO. El cocinero bilbaino Eder Montero, propietario junto a su esposa, la prestigiosa chef neoyorkina Alex Raij, de tres restaurantes de éxito en Nueva York, ‘Txikito’ y ‘El Quinto Pino’ en Manhattan y ‘La Vara’ en Brooklyn, ya ha entrado en el universo de las constelaciones gastronómicas: su restaurante de Brooklyn, ‘La Vara’, acaba de ser reconocido con una estrella Michelin.

Este bilbaino de 39 años, que aunque reside en Nueva York desde 1999 sigue siendo socio activo del Athletic y miembro de la Academia del Cerdo Txarriduna, abrió con Alex Raij en 2008 ‘Txikito’, el buque insignia de su pequeña flota, uno de los restaurantes más populares del exclusivo barrio de Chelsea, de cocina vasca, que organiza anualmente desde 2011 la TXIKIFEST, la Fiesta del Txakoli Vasco en Nueva York, y que ya ha ganado dos veces el reconocimiento a la Mejor Hamburguesa de New York, nada menos (eso sí, juegan con ventaja? porque la hacen con queso Idiazabal).

Poco después la pareja pasó a ser propietaria en exclusiva de ‘El Quinto Pino’, un pequeño bar de tapas que antes compartían con otros socios, y que hace escasos meses ampliaron con un coqueto comedor para convertirlo en un restaurante que ha cosechado excelentes críticas, incluida la del prestigioso New York Times el pasado mes de mayo, y varias menciones en revistas y blogs especializados por algunos de sus platos, como su famosísimo ‘uni panini’, el sándwich de erizo de mar, o el revuelto de anémona, que logró un segundo puesto entre los cien mejores platos de la ciudad.

En 2012 abrieron en Brooklyn ‘La Vara’, con un concepto de cocina mediterránea de inspiración sefardí que arrasó desde el minuto uno, propiciando que la propia pareja confesara que estaban “un poco asustados” de las magníficas críticas obtenidas ya en sus primeras semanas de andadura. Y para rematar todo un listado de logros, premios y buenas críticas, Alex Raij fue reconocida como Mejor Chef de Nueva York 2013.

Y ahora llega su primera estrella Michelin, que es de esperar no sea la única y que, desde luego, este matrimonio bilbaino-neoyorkino unido en lo profesional y en lo personal (además de bregar con los tres restaurantes tienen que hacerlo también con dos hijos de corta edad) ha demostrado que merece sobradamente.