Juan Antonio Hormaetxea, médico especialista en psiquiatría, se ha formado en Inglaterra y Estados Unidos, pero además, su empatía con los niños y adolescentes que padecen TDAH está avalada por su propia experiencia: también él fue un niño hiperactivo. Hormaetxea es partidario de recurrir a la medicación sólo en caso necesario y, siempre, de la mano de la psicoterapia.

¿Qué diferencia hay entre un niño con déficit de atención, un mal estudiante o un travieso?

-Hasta hace pocos años no se disponía de instrumentos de evaluación para el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Un TDAH no tratado te puede llevar al fracaso escolar y puedes ser un mal estudiante por tener un TDAH. Lo que está claro es que un niño tiene que moverse, ser activo, pero no por eso tiene que ser necesariamente hiperactivo. En esos casos, los síntomas tienen que tener una frecuencia y una intensidad que afecten a su vida diaria. Además, se debe manifestar en diferentes ámbitos, por ejemplo, en clase, en casa y en la consulta. Porque sí ha habido una tendencia, y es una crítica merecida que hemos recibido, de que se medicaba con demasiada ligereza.

Otra de las cosas que inquietan es que a un mismo niño se le puede considerar movido o hiperactivo. ¿Es difícil diagnosticar?

-Depende de los síntomas que tenga. Por ejemplo, el déficit de atención es más frecuente en los niños que en las niñas. El diagnóstico se puede confundir porque puedes tener falta de atención sin ser muy movido. Y también hay otro mito y es lo que me pasó a mí. Yo he sido muy hiperactivo, muy impulsivo pero no tenía falta de atención. Sacaba buenas notas y entonces mi comportamiento lo achacaban a falta de educación. Además, la hiperactividad y la impulsividad tienden a remitir con el tiempo.

¿Qué signos son la alarma que deben tener en cuenta los padres para que tampoco todos los niños traviesos o despistados pasen por la consulta de un psiquiatra?

-Si son muy pequeños, que no vean el peligro, crucen sin cuidado, dificultades para dormir, niños llorones, falta de control de los impulsos, desafiar, retar y sobre todo, cuando eso ocurre con una frecuencia importante y una intensidad. Luego hay datos que se pueden ver desde pequeños. La base del déficit de atención es genética. Lo que pasa es que de adulto se manifiesta de otra forma. Pero hay un 80% de heredabilidad, es decir, de vulnerabilidad, ser más propensos a la enfermedad. Hay factores ambientales que lo desencadenan como pueden ser determinadas infecciones durante el embarazo, un parto complicado o con fórceps, que te hayas dado un golpe en la cabeza... son datos orientativos.

¿Qué edad es la más adecuada para hacer un diagnóstico?

-Lo ideal es entre 5 y 15 años. Se puede hacer pronto incluso con 3 o 4 años, pero hay que esperar porque muchos de estos síntomas van remitiendo.

Dice usted que es genético en un 80%, de los casos ¿cómo se explica que muchos de los niños adoptados sean diagnosticados de TDAH?

-Se hereda la vulnerabilidad, la tendencia que tu tienes. Es cierto que muchos niños que son adoptados de países del Este presentan este síndrome porque en estos países tienen muchos problemas con el alcohol. Hay el síndrome alcohólico fetal, si la madre ha ingerido alcohol durante el embarazo tienen este síndrome, además de presentar un déficit cognitivo.

Por lo general los psiquiatras recurren la mayor parte de las veces, por no decir siempre, a la medicación ¿es el único tratamiento?

-La medicación viene después de sopesar y saber los posibles efectos secundarios que puede provocar y con el objetivo de que el chaval vaya a tener una clara mejoría. La medicación controla los síntomas, pero también mejora la autoestima y la tolerancia a la frustración. Primero hay que intentar con la sicoterapia. Y también alternativas naturales, sobre todo en niños en los que no hay fracaso escolar y es un problema de impulso más que de conducta.

¿Hay profesionales de la salud mental que dicen que la medicación del TDAH es como las anfetaminas en un niño?

-Lo que se está comercializando a día de hoy en Europa no tiene nada que ver con las anfetaminas. Hay estudios que demuestran que chavales que de niños tomaron medicación durante periodos de tiempo prolongados, esa medicación les ha prevenido frente a un consumo posterior de determinadas substancias, así como de desarrollar trastornos de personalidad.

¿Están preparados los colegios para atender a estos niños?

-Hemos sufrido muchas cosas, pero ahora de cara a la selectividad o al examen de grado superior hemos conseguido que corroborando un diagnóstico de TDAH se les haga el examen en base a su dificultad. Se les deja algo más de tiempo, en un lugar alejado de zonas de distracción... y también en colegios e ikastolas se aplica en protocolos específicos para estas personas porque es muy importante que no se les estigmatice.