MADRID. Estos planteamientos se han expuesto en un coloquio organizado en la Real Academia de Medicina, con la colaboración de Asisa, moderado por el doctor Enrique Moreno y en el que han participado, junto a médicos especialistas, los toreros Sebastián Palomo Linares y José Pedro Prados "Fundi".
Poco antes de este debate se inauguró, ayer, en la Academia de Medicina, una muestra pictórica del pintor Ángel Lizcano, de motivos taurinos, junto a una selección de fotografías de la Agencia EFE, de espectaculares cogidas, premiadas en distintos certámenes.
En el debate intervinieron el doctor Ramón Vila, 40 años cirujano jefe de la plaza de toros de La Maestranza, de Sevilla; el doctor Carlos Val-Carreres, jefe de la enfermería de la plaza de toros de La Misericordia, de Zaragoza; el doctor Máximo García Padrós, cirujano jefe de Las Ventas, de Madrid, y el doctor Enrique Ibáñez, experto en rehabilitación de toreros.
El doctor Moreno se refirió a esta práctica médica como la "gran cirugía de urgencias" y señaló como uno de los objetivos de la jornada subrayar el carácter de especialización de esta actividad quirúrgica.
El doctor Vila expuso una serie de diferencias que hacen de esta práctica una especialidad médica, entre otras el tipo de heridas y lesiones y su trayectoria; la rapidez en la asistencia; la escasez de sangre en muchos casos o la circunstancia de poder observar la arremetida del toro contra el torero.
Con la muestra de una serie de fotos de lesiones, desgarros y graves efectos de cogidas, el doctor Val-Carreres se centró en las complicaciones de las heridas por asta de toro, así como su tratamiento, curación e intervención.
García Padrós acentuó lo específico de esta cirugía y sus características, muy distintas de otras experiencias quirúrgicas, y resaltó la importancia que tuvo la penicilina en el tratamiento de los toreros; también destacó la evolución y mejora de la sanidad en las plazas con la llegada de quirófanos móviles y ambulancias medicalizadas.
"La mayoría de las lesiones van de las rodillas al ombligo", precisó García Padrós, quien remarcó la gravedad de las caídas de los toreros y sus efectos en las cervicales cuando el toro les voltea.
El doctor Ibañez subrayó la importancia que la preparación física tiene en la seguridad del torero y resaltó su resistencia y enorme capacidad de recuperación.
Palomo Linares recordó que ha tenido más de 30 cogidas en su vida como matador de toros y afirmó que los toreros se recuperan bien normalmente porque no son enfermos, sino personas sanas que cuidan bien su condición física.
El "Fundi" agradeció la dedicación de los médicos que se especializan en este tipo de cirugía y manifestó que los toreros "sí pasan miedo, pero su valor real está en ser capaces de superarlo desde la ilusión y motivación con la que realizan su trabajo".