madrid. Una operación conjunta de la Policía Nacional española y una agencia de seguridad estadounidense ha permitido desmantelar la trama española de una red de hackers responsable de extraer más de 60 millones de dólares en cajeros de todo el mundo. Esta red actuó el pasado febrero en 23 países y en pocas horas se hicieron con 40 millones de dólares en 34.000 retiradas de efectivo. 446 de esas disposiciones de efectivo (400.000 dólares) se realizaron en una sola noche en cajeros de Madrid.

En esta operación en España, han sido detenidas ocho personas que, según la Policía Nacional, seguían precisas instrucciones del líder de la red, un experto informático arrestado en Alemania capaz de vulnerar las bases de datos de entidades bancarias para inhabilitar todas las medidas de seguridad y restricciones sobre el uso de tarjetas. La estructura de esta red mundial nacía de una sola persona, quien definía las relaciones a mantener por el resto de miembros y el momento concreto en el que activarlos para obtener la mayor cantidad de efectivo en el menor tiempo posible.

Este líder era capaz de atacar las bases de datos de compañías procesadoras de los datos de tarjetas de crédito de las entidades bancarias para robar información altamente sensible.

Cuando lograba comprometer el sistema, tenía acceso a inhabilitar todas las medidas de seguridad, incluyendo restricciones de velocidad, restricciones geográficas, restricciones de balance (permitiendo realizar transacciones con balances negativos) y hasta restricciones del PIN (permitiendo a los autores incorporar cualquier PIN).

Para llevar a la práctica la estafa, el cerebro de la red comunicaba determinadas numeraciones de tarjetas bancarias a personas de su confianza repartidas por todo el mundo. Los líderes de cada célula copiaban estas numeraciones en tarjetas blancas dotadas de bandas magnéticas y las distribuían entre su red de colaboradores.

En el momento exacto en el que el líder eliminaba los límites de retirada y restricciones geográficas de estas tarjetas comenzaba una operación coordinada a escala mundial para extraer en cajeros automáticos y de forma simultánea la mayor cantidad de efectivo disponible. El citado líder controlaba la operación y monitorizaba la cantidad que había sacado cada célula.

Una de las personas identificadas en España, que contaba con antecedentes por el uso fraudulento de tarjetas desde que era menor, se había convertido una vez alcanzada la mayoría de edad en el cerebro del grupo de la organización residente en España. Ocho personas fueron finalmente detenidas, seis de nacionalidad rumana y dos de Marruecos.