león. Un día después de la tragedia en el Pozo Emilio, donde murieron seis trabajadores por un escape de gas, la comarca leonesa de Gordón afronta lo ocurrido como un mazazo, la confirmación de que la mina ha vuelto a cobrarse un tributo en forma de vidas humanas. Mientras, el gas continúa saliendo la mina, por lo que de momento se sigue sin poder acceder al interior, en tanto "la atmósfera no esté limpia", informó ayer el secretario del Comité de Empresa de Hullera Vasco Leonesa, José Antonio Colinas.

Antes de realizar la investigación oportuna, para la que habrá que esperar a poder entrar y a expensas del análisis del comité de expertos, Colinas dijo que la Hullera Vasco Leonesa, a la que pertenece el Pozo Emilio donde se produjo el escape de gas, "por norma no suele escatimar en seguridad".

Mientras, en el exterior, la desolación reinaba en Pola de Gordón, localidad donde a mediodía de ayer se celebró una concentración en la plaza del Ayuntamiento, que se quedó pequeña para acoger a tanta gente. La plaza estaba abarrotada. Cargados de dolor y tristeza, los vecinos de Pola de Gordón, al que pertenece Llombera, donde estaba ubicada la mina en la que se produjo el accidente, salieron a la calle para participar en una concentración multitudinaria, pero sobre todo silenciosa, en la que únicamente se oyó una voz, un grito desgarrado de una mujer, que lanzó un "Viva los mineros".

El alcalde de Pola de Gordón, Francisco Castañón, visiblemente conmocionado, explicó cómo en esta comarca ayer se "dieron cuenta de que lo que ocurrió es verdad y de que los que faltan no regresarán. Es muy duro porque son seis amigos que no van a volver". "Trabajar a 600 metros bajo tierra es complicado, pero lo será aún más cuando acabas de perder a seis compañeros", describió el alcalde. Ser minero "es darlo todo por sacar el carbón debajo de la tierra". En la concentración de ayer los asistentes no portaban pancartas, pero sí se dejaba ver alguna que otra colgada en los balcones de la plaza y que usaron los mineros en movilizaciones pasadas en defensa del carbón. Una de ellas decía: "una solución ya".

El frío en este pueblo, a los pies de la Cordillera Cantábrica, no es una novedad, pero ayer la temperatura parecía aún más baja al ver los rostros tristes, aunque serenos, de los concentrados. Seis minutos de silencio, uno por Manuel, otro por Antonio, por Roberto, Orlando, Carlos y José Luis, fueron los que se guardaron en esta movilización que no fue la única que se celebró en la provincia leonesa, donde también se expresó la solidaridad con las víctimas en León capital, Ponferrada y San Andrés del Rabanedo. Sin embargo, el epicentro de dolor estuvo sin duda en la zona donde está la mina.

Mientras, la Comisión Estatal de Seguridad Minera se ha puesto en marcha para iniciar la investigación destinada a esclarecer lo ocurrido. Con esta actuación se tratará de determinar cómo se sitúan las responsabilidades por este suceso. Por su parte, el minero herido sigue en la UCI con pronóstico grave.