madrid. Tres activistas del movimiento feminista Femen, entre ellas su líder en España, interrumpieron ayer el pleno del Congreso con el torso desnudo y al grito de "aborto es sagrado", provocando cierto desconcierto en el hemiciclo hasta que fueron expulsadas de la tribuna del público y detenidas. Tras la acción, la única española, Lara Alcázar, fue puesta en libertad con cargos, mientras que las dos activistas extranjeras, la ucraniana Inna Shevchenko y la francesa Pauline Hillier, pasaron a disposición judicial.

La organización de origen ucraniano pero con activistas en muchos otros países cumplía así el anuncio de que en otoño llevarían a cabo algunas acciones en España. Según relató Alcázar al diario El País, las activistas entraron en el Parlamento como público por el llamado turno libre que permite a cualquier ciudadano entrar a las sesiones plenarias. Allí se quitaron las camisetas y comenzaron a gritar cuando empezó la intervención del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.

"Quieren arrebatarnos el derecho del aborto", sentenciaba Alcázar a la pregunta del porqué de la acción.

Durante apenas unos instantes, las tres mujeres se subieron a la barandilla del Congreso y forcejearon con los agentes que trataban de desalojarlas.

El Gobierno y el PP censuraron el comportamiento de estas tres activistas del movimiento, de origen ucraniano, conocido por los actos en los que sus seguidoras desnudan sus pechos para combatir el machismo. Para el ministro Ruiz-Gallardón, lo ocurrido en el hemiciclo fue una "falta de respeto a la soberanía popular".

En defensa de la protesta salió el líder de IU, Cayo Lara, que justificó los aplausos de los diputados de su formación.

Lara argumentó que "si no se puede aplaudir a un grupo de personas que vienen al Parlamento a defender el derecho al aborto, pero sí se aplauden decisiones que hacen daño a la gente, es que hay dos varas de medir", refiriéndose a los aplausos que recibieron en su día cuando los recortes del Gobierno cuando se aprobaron.