"gana uno, pero participamos todos, desde las personas encargadas del mantenimiento de las bicicletas, los masajistas, el médico del equipo, hasta el compañero que, en plena carrera, tiene que encargarse de subir los bidones de agua al resto del pelotón". El joven Beñat Intxausti, del equipo Movistar Team, resumía de esta forma el trabajo en equipo de su "empresa" justo el mismo día en el que volaban hacia Francia para participar en la última edición del Tour galo. Unas semanas antes, el 26 de junio, el murciano José Joaquín Rojas se convertía en protagonista deportivo de la jornada al conseguir un objetivo común, de equipo: el Campeonato de España en Ruta. Un triunfo histórico por delante de Alberto Contador, que sólo fue posible tras el esfuerzo colectivo del resto de compañeros. Historias de este calibre evidencian sin la menor duda que la relación que existe entre el deporte de alta competición y el mundo empresarial es muy estrecha. Una relación salpicada de similitudes y valores que, entre otras cosas en los últimos años, ha provocado la aparición de un sector empresarial enfocado precisamente a eso, a poner en valor la filosofía del deporte en equipo para aplicarlo al ámbito de las empresas.

En este contexto podría situarse también el nacimiento hace ahora 12 años de la Carrera de Empresas, un evento con enfoque popular y recorrido urbano que desde entonces coordinada la asociación cultural y deportiva Ascentium. Suyo fue entonces el mérito de lograr reunir en una jornada deportiva a ese nutrido colectivo de corredores "que cada día, al mediodía o por la noche, salían a la calle de forma individualizada para correr", resuelve el coordinador de la prueba, Íñigo Blanco.

un recorrido duro En aquella primera edición fueron 350 los "valientes" que tomaron parte en la carrera. Años después, apunta Blanco, se llegará a los 600 corredores que participarán en el nombre de casi medio centenar de empresas del territorio. Compañías y administraciones como Osakidetza, Aernnova, Michelin, Iberdrola, el Colegio Marianistas o DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA están citadas mañana a partir de las 18.30 horas en la calle Diputación para competir por un circuito de cinco kilómetros que recorrerá las calles Postas y Fueros antes de callejear por varias arterias del Casco Viejo. "Puede parecer un diseño asequible, pero algunos puntos esconden cierta dureza", reconoce el coordinador de Ascentium.

Una de las principales señas de identidad de la carrera radica en su no menos singular sistema competitivo, que desde sus comienzos no admite la participación individual. Así que la lucha por la foto y la corona se circunscribe a carreras por parejas, tríos o cuartetos. Y además con una mecánica muy simple: ganarán los equipos que lleguen a la meta juntos. "Dado que no todos los corredores presentan el mismo nivel ni las mismas condiciones, deberán adaptarse a las circunstancias de la carrera y los posibles inconvenientes, lo cual creo que es una forma muy positiva de fomentar el compañerismo y adaptarse al terreno", sugiere Íñigo Blanco.

corriendo con el jefe En un contexto como el actual, donde la apuesta transversal por los equipos en lugar del individuo está dando lugar a un nuevo modelo de relaciones laborales, la Carrera de Empresas se reafirma estos días en la apuesta asumida hace más de una década, cuando entendió que en dicha participación amateur se podrían esconder muchas más cosas que unos cuantos kilómetros de carrera con los compañeros. Claves y actitudes, por ejemplo, estrechamente vinculados a la competitividad de las compañías, el alto rendimiento, la presión o la necesidad de comunicarse entre departamentos. Aspectos básicos e innatos a una carrera de fondo.

Lo saben bien en compañías como Iberdrola, en administraciones como Osakidetza o en colegios como el de los Marianistas, cuyo equipo apuraba el pasado miércoles su puesta a punto para la cita de mañana. De tutelarla se encarga desde hace ochos años, que es el tiempo que llevan participando en la singular prueba, Carlos López, profesor de Educación Física y culpable de haber contagiado a varios de sus colegas en esta aventura deportiva. Al cierre de este reportaje eran 14 las inscripciones cursadas desde este colegio, si bien a última hora podría aumentar la cifra. "Disfrutar del deporte y hacerlo además con tu mismo grupo de compañeros sólo puede reportar aspectos positivos que más tarde acaban aflorando en el puesto de trabajo", sostiene este profesor.

Coincide con esta apreciación un veterano de Iberdrola, José Ángel Gutiérrez, que a sus 50 años continúa contagiando entusiasmo al resto de colegas de oficina. Gutiérrez y el resto de compañeros de la firma eléctrica participan en la Carrera de Empresas desde el comienzo, cuando supieron de ella a través del tablón del empleado que pone a disposición la empresa. Desde entonces no han faltado ningún año a la cita. De los 60 que conforman la plantilla en Álava, mañana tomarán la salida una docena, entre los que habrá algún "infiltrado" de Bilbao. "La procedencia de los corredores es lo de menos, lo importante es el espíritu de la carrera, el saber que tienes que ayudar al compañero para cumplir con el objetivo, algo que muchas veces nos toca de cerca en nuestros puestos de trabajo", reconoce este veterano.

La particularidad de la cita también esconde un sinfín de anécdotas que históricamente se repiten. Desde el empleado que debe competir junto a su jefe, hasta el compañero que tiene que aguantar a un colega entrado en kilos al que sólo le mueve la ilusión... "Lo mejor de todo es el ambiente que genera la carrera antes y después", añade José Montero, uno de los 101 corredores que este año ha inscrito el Departamento Vasco de Salud, Osakidetza, un año más el grupo más numeroso. Un ambiente, explica este trabajador, que inevitablemente más tarde acaba contagiándose en el ambiente laboral, surgiendo "una serie de valores muy humanos y sanos que potencian muchas veces el rendimiento personal en pro del beneficio colectivo", incide este corredor.

¿por qué esta 'fiebre'? Puede que en la obtención de este tipo de recompensas se esconda la pregunta que explique el boom por el running que de unos años a esta parte viene experimentando la capital alavesa. Puede ser, aunque Íñigo Blanco, de Ascentium, maneja sus propias teorías. La primera es que esta fiebre por "el parque de El Prado y las zapatillas" no se trata de un fenómeno aislado sino que responde a una realidad global con una clara vocación internacional que aporta además grandes similitudes. La segunda explicación se centraría en la "idoneidad" de una ciudad como Vitoria para la práctica del atletismo -"es la ciudad perfecta para correr", defiende Blanco-, mientras que en tercer lugar apostaría el coordinador por la "democratización" de un deporte para el que no hacen falta ni grandes inversiones ni desorbitadas infraestructuras. "Sólo se necesitan unas zapatillas y ganas de correr, ya que el resto está al alcance de la mano de cualquiera", concluye Blanco.