hasta los mejores escribanos cometen un borrón. Hay noticias que no saben disimular una errata perdida; sastres que no atinan con el bajo de unos pantalones rebeldes; carpinteros que no logran enderezar el listón de una puerta; o policías a los que se les dispara el arma sin intención de descerrajar tiro alguno. Sin embargo, el baile de letras de un redactor, la ropa mal remendada del costurero y la madera mal trabajada del ebanista no tienen capacidad de matar ni herir a nadie. Una bala perdida sí, y más si las instalaciones en las que se maneja el armamento no respetan las medidas de seguridad necesarias. Eso, precisamente, es lo que parece ocurrir en la comisaría de Guardia Urbana de la capital alavesa tiene en Aguirrelanda. Según desvelan fuentes consultadas por este diario que prefieren mantener el anonimato, tal circunstancia -la de las balas inquietas- no es la primera vez que ocurre en el mismo lugar. La última vez se produjo hace unos meses en una zona de manipulación de armas que carecería de los medios adecuados. En concreto, según desvelan fuentes del cuerpo, el recinto policial no dispone de muebles o cajones de seguridad en los que manejar el armamento cada vez que los agentes han de examinar sus pistolas reglamentarias para vaciarlas de cartuchos con el ánimo de guardar su herramienta de trabajo hasta nueva ocasión o para cogerla al inicio de un servicio determinado. Dicho utillaje está diseñado para ser capaz de asumir e inhibir los disparos fortuitos, ya que evita rebotes de los proyectiles absorbiendo su energía y evitando la posibilidad de que alguien resulte herido.

Dadas las circunstancias y la gravedad de los hechos, desde el Sindicato Independiente de Policía, ErNE, se decidió enviar varias misivas durante el pasado mes de agosto a la concejal delegada de Seguridad Ciudadana, la popular Marian Castellanos, y al resto de formaciones políticas que conforman la Corporación municipal. Aparte, y ante la demora en recibir respuesta, a mediados de septiembre se decidió enviar otra denuncia al Comité de Seguridad y Salud del Ayuntamiento, ya que la central entiende que hechos como el citado vulneran gravemente las condiciones de trabajo de los funcionarios del cuerpo policial. En concreto, desde la central sindical se argumentan varios artículos del convenio vigente entre los trabajadores del Consistorio en materia de prevención y salud laboral.

Respuesta municipal La respuesta de la edil no niega la mayor, ya que reconoce que se han producido disparos fortuitos en Aguirrelanda. No obstante, los circunscribe a las zonas frías. Según explica la responsable política de la Policía Municipal gasteiztarra en el documento de respuesta a las reivindicaciones de seguridad de ErNE, las instalaciones de Aguirrelanda cuentan con dos espacios habilitados para la manipulación diaria del arma -las citadas-. Éstas estarían construidas con material absorbente y antirrebote en paredes de hormigón. No obstante, Castellanos no cita los citados cajones, habituales en el resto de cuerpos policiales. No obstante, sí que desvela que tras los últimos accidentes, desde el equipo de gobierno del Partido Popular (PP) se estaría estudiando la posibilidad de reubicar las zonas frías o colocar suelo antirrebotes en todo el escenario donde se pudieran manipular pistolas.

Eso sí, según los registros de Marian Castellanos, "todo policía debe de ser conocedor de que, ante cualquier manipulación del arma, es necesario asegurarse de que ésta está descargada y, es ahí, justo en esa manipulación cuando se hace imprescindible contar con una zona fría".