MADRID. Los padres buscan ayuda porque sus hijos empiezan a decir que no quieren ir al "cole", están tristes, nerviosos y retraídos, les duele el estómago, la cabeza, no duermen..., tienen problemas psicosomáticos derivados de una situación de estrés que no saben verbalizar o de la que temen hablar por miedo a represalias.
La presidenta de la Asociación Contra el Acoso Escolar (ACAE), Encarna García, ha informado a Efe de que desde mediados de agosto las llamadas de los padres "se han multiplicado por 20", porque el pasado curso se saldó con "muchos problemas sin resolver". "Los teléfonos arden", ha enfatizado.
También el coordinador de la Asociación SOS-Bullying, Ferrán Barri, ha dicho a Efe que han recibido "cinco veces más" peticiones de ayuda que el año pasado por estas fechas, de casos en los que sobrevuela la intimidación al niño sin llegarse resolver.
Desde Protegeles.com, aseguran que este año las consultas se han incrementado un 150 % con respecto al anterior. "Ahora es cuando está despuntando la preocupación de los padres", ha explicado a Efe Guillermo Canovas, presidente de esta organización.
El director del Teléfono ANAR de ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo, Luis Estebaranz, ha declarado a Efe que el repunte más significativo de las consultas aún está por llegar, ya que se suele producir en los primeros días del curso escolar.
Este organismo detectó en 2012 un total de 1.778 casos de violencia contra niños de los que el 15,5 % -276- eran sobre "bullying", pero en lo que va de año ya van 261. "Sin lugar a dudas, en 2013 vamos a atender un mayor número de casos", ha puntualizado.
Canovas ha explicado que, lamentablemente, el acoso escolar se está prolongando durante el verano porque las redes sociales y el "WhatsApp" no se toman vacaciones y, al mismo tiempo, la crisis ha obligado a las familias a pasar más tiempo en el barrio, donde los menores no pueden esquivar a sus torturadores compañeros de clase.
Como dato novedoso, el presidente de Protégeles.org ha reseñado que el 7 % de las peticiones de ayuda han sido de centros escolares algo que, hasta hace un año, "nunca había ocurrido".
¿Significa todo esto que está aumentado el "bullying" en España?. Los expertos no lo saben con certeza pero quieren pensar que no y achacan estos datos a que existe un mayor grado de sensibilización por parte de todos los actores implicados, los propios adolescentes, que ahora lo identifican mejor, y los docentes y padres, que están más dispuestos a actuar y conocen mejor los recursos de ayuda.
Perciben con preocupación, no obstante, el debilitamiento de los recursos derivados de la crisis: hay menos profesionales de apoyo en los centros escolares, en los Servicios Sociales locales y escasa financiación de los proyectos y programas que trabajan en la prevención e intervención de este tipo de violencias.
La presidenta de ACAE cree además que los consejeros de Educación "cada vez le dan menos importancia" a este asunto mientras que, sin embargo, "aumenta el volumen de quejas".
García ha recordado a los padres que son el "termómetro" de sus hijos, por lo que no pueden "pasar de ellos", y que al llegar a casa "se encuentren solos, sin tener quién les escuche". A los profesores les pide que "no miren para otro lado" aunque a los colegios les cueste reconocer que el maltrato ha brotado en sus aulas.
Desde su experiencia como psicopedagogo, Barri ha incidido en la importancia de tratar a los acosadores "a tiempo" porque de la violencia infantil se pasa al acoso laboral y al doméstico.
"No podemos restar importancia o banalizar este tipo de violencia que puede llegar a provocar graves consecuencias en el desarrollo de nuestros hijos", ha alertado el presidente de ANAR.
Los estudios realizados en este país arrojan cifras dispares sobre el número de menores afectados que van desde un 7 % a un 24 %, probablemente, porque la definición de "bullying" no es idéntica para todos los investigadores.
Iñaki Piñuel, psicólogo y director del "Informe Cisneros", afirma que al menos un 44 % de los escolares españoles ha padecido alguna situación de maltrato por parte de sus compañeros que, en ocasiones, ha llevado a algunos menores hasta el suicidio y que pueden dejar secuelas de por vida si no se abordan tiempo.