Seguro que no están todas las que son pero son todas las que están. Este decálogo de accesos vertiginosos han sido construidos por el hombre para acceder a lugares y cumbres que de otra manera seguirían vírgenes. Algunas escaleras nacieron por necesidad y otras por puro negocio, para que los turistas tuvieran un aliciente más en sus viajes. Casi todas se pueden visitar hoy en día, aunque algunas requieren un estado de forma física impecable y sobre todo dejar el miedo a las alturas en la base. ¡Ah! y no se olviden que si subir es costoso y genera fatiga, bajar requiere mucho tiento y cuidado. Muchas veces las rodillas flojean.

Los escalones de la cascada

¿Dónde están?: El Bosque Negro, Wurzburg, Alemania.

¿De qué material son?: De hormigón.

¿Dónde van? Su aspecto es casi idílico como salidas de un cuento de Hans Christian Andersen. Tienen un toque tenebroso envueltas entre esos árboles que parece que se van avalanzar sobre el excursionista, pero son magníficas. Estas escaleras se dirigen a una cascada y otorgan una vista que hace que sean fotografiadas por miles de turistas.

Los peldaños del Cañón

¿Dónde están? Pailon del Diablo, Ecuador.

¿De qué material son? De piedra.

¿Dónde van? Pensadas para descender hasta el fondo de una de las cascadas más famosas de Sudamérica, el camino, sumido en la niebla y el agua pulverizada en el ambiente, su tránsito es sumamente resbaladizo y empinado durante varias decenas de metros. Pero el objetivo final merece la pena al llegar a un mirador donde se puede comprobar un efecto espectacular, acompañado de colibríes, gaviotas y otras aves locales.

Las diez escaleras más espectaculares