donostia. Una semana resta para el arranque de septiembre, el mes tradicionalmente asociado al regreso al trabajo. Hoy mismo se reincorporan a sus puestos miles de vascos y muchos de ellos llevan a cuestas el conocido como síndrome post-vacacional.

Se trata de un cuadro de depresión propio de la vuelta a la rutina, y que tres psicólogas han analizado para este diario. “Sí que es cierto que, a estas alturas del año, observamos un repunte de consultas por este motivo”, reconoce María Nebreda, en una visión del problema con la que coincide su compañera de profesión Saioa Otegi. “En septiembre y octubre se nota bastante. Y también en enero, después de Navidades. Cuando hay parones en el trabajo, se contraponen nuestro ritmo casi automático de funcionamiento con periodos largos de descanso. Luego, cuando regresas al trabajo, todo lo que has dejado aparcado durante las vacaciones se acelera y se te echa encima”. A la hora de prevenir la sensacióm de agonía por el regreso al trabajo, Nebreda y Otegi abogan por una preparación psicológica previa.

Así, la primera apunta que “debemos pensar y tener en cuenta que podemos disfrutar de las vacaciones gracias a que tenemos trabajo”. Otegi, por su parte, indica que “hay que tener consciencia de la situación durante todo el año”. “Tenemos que prever la situación de la vuelta al trabajo, para que luego, cuando se produzca, no nos sature todo de repente.Se trata de afrontarlo todo desde la tranquilidad, llevando una vida sosegada, y asumiendo que las vacaciones se acaban y que un día habrá que regresar a la rutina”, agrega.

Pero, al margen de una mera preparación psicológica ante el regreso al trabajo, también existen algunas pautas que pueden hacer más llevadero el conocido como síndrome post vacacional. “Yo suelo recomendar a la gente que, si se tiene que reincorporar un lunes al trabajo, no regrese de su viaje de vacaciones el domingo. Se trata de adelantar algo la llegada a casa para poder ir adaptándote a la situación y comenzar una vida más rutinaria antes de reincorporarte a trabajar, con unos horarios más regulados. El cambio no debe ser muy brusco”, indica María Nebreda, quien a la hora de dar con un periodo estándar de adaptación habla de “una semana o una semana y media como mucho”. “En cualquier caso, todo depende de muchos factores, como la carga de trabajo que tengas y, sobre todo, el tiempo que lleves de vacaciones. No es lo mismo volver tras quince días de descanso que después de dos meses”, agrega.

conflictos A la hora de dar con los efectos psicológicos de las vacaciones, casi todo el mundo apuntaría a la depresión del regreso al trabajo.Sin embargo, existe otra vertiente no tan conocida pero que se trata del mismo modo, o incluso en mayor medida, en las consultas.Así ocurre en la de Edurne Izaguirre, quien, al ser preguntada por el síndrome post vacacional, indica que su vivencia “es un poco la contraria”, ya que es precisamente durante la época de descanso cuando las vacaciones le generan una mayor demanda. “Hay más tiempo libre, los niños no van al colegio, las parejas pasan más tiempo juntas... Y suelen surgir conflictos”, explica esta psicóloga, con consulta en Elgoibar.

“Durante el año, con la rutina del día a día, el trabajo, y las aficiones de cada uno, tienes la agenda llena y vas funcionando. Pero, cuando existe más tiempo libre, afloran todos los conflictos que pueda haber”, manifiesta Izaguirre, para quien lo del síndrome post vacacional “solo es un invento”. “Lo que pasa es que nos gusta poner etiquetas a todo”, añade, antes de reconocer que puede costar volver al trabajo, pero que, si esto ocurre, se explica fundamentalmente por las circunstancias en que se produce el regreso. “Eso depende en gran medida de la carga laboral que tengas, y de las condiciones en las que la asumas, no tanto de la vuelta al trabajo en sí misma”.

desbordados Edurne Izaguirre pone ejemplos al respecto. “Para las familias con hijos puede suponer un estrés absoluto volver al trabajo sin que los niños hayan empezado el colegio. Pero esta situación tiene más que ver con el desborde, con las dificultades de organización, que con el regreso de las vacaciones. No es tanto volver al trabajo como sus circunstancias y todo lo que rodea a ese regreso, porque hoy en día la situación de las familias es difícil. El problema reside en las condiciones de trabajo que existen hoy en día, y en la realidad social”.

Dicha realidad social se contradice con los “esquemas de vida” que se hace la gente y que terminan por no cumplirse.

“La mayoría pensamos en encontrar un primer trabajo durante la adolescencia o juventud, mejorar ese puesto laboral con una edad más avanzada, y después, finalmente, quedar bien colocados hacia los 50. Los puestos de trabajo muy exigentes se asocian a la gente joven y a sus inicios laborales, para que vaya fogueándose, pero las condiciones han cambiado y ahora todo el mundo, quien más quien menos, debe asumir cargas importantes. Las vacaciones las cogemos para olvidarnos de todo esto. Y, después, el regreso al trabajo siempre supone chocar de nuevo con la cruda realidad”.