La sociedad pública Indesa, propiedad de la Diputación foral de Álava, acoge a cerca de 700 trabajadores, muchos de ellos con alguna discapacidad física o psíquica. Lograr la independencia personal y laboral supone para ellos un reto que consiguen consumar gracias a empresas como Indesa, especializada en ámbitos como la agricultura, la limpieza o la cocina. Sin embargo, el problema con el que se topan muchos de sus empleados no acontece en ocasiones ni dentro del entorno laboral ni en sus hogares. Sucede entre medias, por desgracia, justo en el camino, entre sus lugares de residencia y el trabajo.

Sin capacidad muchas veces para desplazarse por sus propios medios, algunos encuentran en el transporte público la única forma en la que trasladarse de sus casas a su lugar de trabajo, y viceversa. Un contratiempo leve cuando el servicio público cubre al cien por cien el trayecto de un punto a otro, pero un problema estimable cuando, como es el caso, se topan con una frecuencia de autobuses imposible de adecuarse a su horario laboral y unas paradas demasiado alejadas de sus destinos.

Eso es precisamente lo que les viene sucediendo desde hace un año a una veintena de trabajadores con alguna discapacidad de Indesa, que cogen las líneas 5 y 6 de Tuvisa para acudir al edificio empresarial situado en la calle Lermandabide del polígono industrial de Jundiz. Su salida de la planta a las 21.30 horas les obliga a desplazarse alrededor de un kilómetro y medio para llegar a la parada operativa más cercana.

Desde el comité de empresa de los trabajadores han solicitado a sus rectores que busquen una solución -pusieron en su conocimiento dicho problema en octubre del pasado año- al tratarse de un colectivo especialmente sensible. El problema se agrava notablemente durante este mes de agosto, con frecuencias más amplias en los autobuses que recorren las calles de Vitoria.

tiempo de espera Para que durante las fiestas de La Blanca los empleados que trabajan en agosto -unos diez- pudieran ir a trabajar sin depender de los problemas del transporte urbano, Indesa contrató un autobús privado, pero con un horario diferente que obligaba a los trabajadores afectados a aguardar fuera del recinto solos durante quince minutos a primera hora de la mañana hasta que abren las puertas de la empresa.

Ante esta tesitura, y teniendo en cuenta que se trata de un colectivo formado por personas que sufren algún tipo de discapacidad física o psíquica, la Diputación alavesa se ha ofrecido tras un proceso de negociación s habilitar una extensión para la línea de buses 5b que llegue hasta la entrada de la empresa en Lermandabide. Una solución con la que los afectados confían que se ponga punto final a un problema que, en definitiva, impide que este colectivo pueda realizar una vida autónoma e independiente fuera también de sus hogares.