SANTIAGO DE COMPOSTELA. "Será una alegría para él que haya aparecido", cuenta, y explica que su hijo ya tiene otro animal de la era de los grandes reptiles, esta vez de color verde aunque el que le había tocado era amarillo. Añade que en la mañana posterior a la tragedia el menor repetía una y otra vez que había perdido su premio.

En el Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol viajaba Daniel, su mujer, Carlos y su hermana, la pequeña Teresita, de mes y medio. Residen en Ferrol y están vivos, de "milagro".

"Es lamentable... todas esas personas que fallecieron". Hasta la fecha hay un cómputo, 79 muertes, la última una ciudadana estadounidense.

Daniel dice que sus hijos no tienen ningún problema físico tras el siniestro, pero que al chiquillo "le cuesta", "no puede estar solo y quiere dormir con mi mano agarrada", y la "bebé no puede escuchar ningún golpe fuerte" y tampoco asume que se alce la voz: "Comienza a llorar desesperada".

Este hombre califica lo ocurrido de "muy triste", e imagina cómo estarán por dentro los familiares.

Valora "el buen trabajo" de las fuerzas y cuerpos de seguridad, y del equipaje concreta que en su caso han recuperado el 90 por ciento. "Todo está roto y sucio, es normal. El carrito ya lo vamos a desechar".

A Daniel lo acompaña Jéssica Medina, madrina de Teresita, y ella es la que comenta que su ahijada "casi no puede dormir".

Tras ellos se acerca Antonio Sánchez con Isabel Formoso, su cuñada. Es ella la que estaba en ese convoy. Prefiere no hablar, pero sí lo hace Antonio, que describe este suceso como "muy penoso".

"Vinimos a recoger las cosas. Está, dentro de lo que cabe, bien. Pero afectada", concluye.