vitoria. La tierra no se está utilizando de la mejor manera posible, según un estudio que recomienda reformar la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea y constata que actualmente el uso de la tierra se rige únicamente por los mercados agrícolas, lo que se traduce en considerables costes financieros y medioambientales e impactos negativos.

Ésta es una de las conclusiones de una investigación publicada en la revista Science que ha sido llevada a cabo por Unai Pascual, profesor de la Universidad de Cambridge y miembro del Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3) y de Ikerbasque, junto a un equipo de economistas medioambientales de Europa.

En la mayor parte de Europa el uso de la tierra está dominado por la agricultura y casi la mitad del valor anual total de esta actividad en la UE se basa en subvenciones públicas que superan el 70%, el 40% y el 30% en el caso de Irlanda, Reino Unido y España respectivamente. Según explicaron desde BC3, el estudio, que revela el coste real de la actividad agrícola en el contexto del cambio climático, concluye que los patrones de uso de la tierra aplicados en Europa representan un valor pobre para la sociedad por el nivel de subsidio recibido. En consecuencia, se sugiere la reorientación de las políticas públicas, ya que esto podría mejorar notablemente la situación.

Unai Pascual destacó que "este estudio demuestra que el apoyo convencional para la agricultura intensiva en Europa no funciona suficientemente bien para la sociedad. En su lugar, la política debería afrontar la realidad de dependencia excesiva en los mercados agrícolas, ya que esto genera costes innecesarios a la sociedad en términos de impactos medioambientales negativos, muchos de los cuales pueden ser irreversibles, como la pérdida de biodiversidad". "Hemos asignado un valor a estos costes y hemos descubierto que si no modificamos las políticas dominadas por el mercado en Europa, el flujo de beneficios que el paisaje ofrece a nuestra sociedad (para las generaciones actuales y futuras) seguirá disminuyendo", añadió el investigador.

"Las evidencias, explicó Unai Pascual, nos indican que debemos cambiar completamente las políticas de uso de la tierra para aumentar al máximo los beneficios económicos de los paisajes mediante, por ejemplo la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la reducción de la contaminación del agua, el aumento de las áreas de esparcimiento y de los espacios urbanos verdes y mejoras en la biodiversidad".

preservar ecosistemas "La Política Agrícola Común de la UE debe explicar el coste de no trabajar con la naturaleza. Ya es hora de recompensar a los agricultores por asegurar servicios vitales de los ecosistemas que tanto valora la sociedad. Los agricultores pueden ejercer de administradores de nuestros paisajes de manera que nosotros como sociedad podamos legarlos a las siguientes generaciones en un estado sano", concluyó Pascual.

Así el equipo de investigación recomienda reformar la Política Agrícola Común de la Unión Europea, de forma que al refundir la PAC como un mecanismo de Pago por los Servicios del Ecosistema, los agricultores obtendrían una recompensa a cambio de proporcionar un conjunto de servicios clave del ecosistema, como la mitigación del cambio climático mediante la reducción de emisiones de gases de efecto de invernadero, la regulación del agua y la conservación de las áreas de esparcimiento y de la biodiversidad.

El estudio demuestra la importancia de incluir el valor de los servicios del ecosistema en la toma de decisiones sobre uso de los espacios agrícolas y de utilizar todos los beneficios potenciales de trabajar con el entorno natural y fortalecer los procesos biofísicos. Asimismo, los expertos reconocen que se plantean algunos retos prácticos y señalan que uno de los factores clave es garantizar la participación de los agricultores en la aportación de cambios en el uso de la tierra para beneficiar a la sociedad.