Vitoria. Ni tan siquiera el aura del papa Francisco, que estos días celebra sus primeros 100 días en el trono de San Pedro, ha librado a la Iglesia católica de la crisis. Salpicada en los últimos tiempos por escabrosos episodios de pederastia, casos de corrupción financiera y crisis de identidad -el número de feligreses cae año tras año en todo el mundo-, sólo restaba ver esquilmados sus ingresos tanto por la vertiente de los Presupuestos generales como por la de los ciudadanos, que con el simple hecho de marcar un casilla en su Declaración de la Renta anual contribuyen a la consolidación de dicha institución. Pues bien, este último empujón hace ya tiempo que viene virando... A peor. Y Álava no es una excepción.

Según la repuesta que la Diputación de Álava ofreció ayer a la pregunta del Grupo Socialista en las Juntas Generales sobre este asunto, el destino del 0,7% que los contribuyentes alaveses deciden cada año en su Declaración de la Renta, la evidencia del paulatino rechazo a la Iglesia durante el periodo 2007-2011 resulta evidente, pero no extraordinario. Casi un 24% de los contribuyentes apoyó en el primer año del estudio el sostenimiento de la Iglesia católica en su Declaración, un porcentaje que con el paso del tiempo se ha ido diluyendo hasta situarse en el entorno del 20% en 2011. Es decir, casi cuatro puntos menos en apenas cuatro años, "una realidad representativa pero no sustancial", señalaba ayer a este diario el socialista Josu López Ubierna.

Las cantidades recaudadas a tal fin, no obstante, mantuvieron una tónica más regular -siempre dependiente de la recaudación global- con cifras que oscilaron entre los 1,5 y 1,6 millones de euros al año. En total, según datos de la Hacienda foral, la Iglesia alavesa habría recibido casi ocho millones de euros en cuatro años procedentes de los contribuyentes católicos, un pretexto que desde las filas socialista se pretende utilizar para generar en las próximas semanas un debate en Juntas Generales que se presume polémico: analizar lo que paga y deja de pagar la Iglesia católica en Álava. En concreto, cuantificar todo el patrimonio no destinado al culto que el clero estaría ahorrándose vía Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) como viviendas, garajes o terrenos rústicos. Un debate ya iniciado en Alegría, donde su Ayuntamiento ya habría girado los recibos correspondientes. Por su parte, el desapego de la ciudadanía con la curia también se refleja en el porcentaje y cuantía que Álava destina a la segunda de las casillas de la renta, la de Otros fines de interés social, que mantendría una tónica ascendente con medias cercanas al 50% y una recaudación global entre 2007 y 2011 superior a los 16 millones.