Llodio. No es Carnaval. El calendario dicta que el verano acaba de llegar. Sin embargo, Llodio retumbará el próximo sábado con el eco cadencioso y sonoro que emitirán los cencerros de grupos de zanpantzar de toda Euskal Herria. No en vano, la segunda localidad alavesa ha sido escogida este año para albergar la décimo tercera edición del Joaldun Eguna. Un día muy especial para estas asociaciones de folklore euskaldun -agrupadas en Joaldunen Biltzarra- en el que se ha logrado reunir a una treintena de grupos de toda la geografía vasco-navarra. Alrededor de 150 personas ataviadas como dicta la ancestral tradición joaldun.

A las seis de la tarde, todos los zanpantzar se juntarán en la Herriko plaza para dar inicio a una espectacular kalejira. Durante dos horas harán sonar sus cencerros por las calles de Llodio. Después, para recuperar fuerzas, habrá un ágape popular a las nueve de la noche, a el que podrá acudir todo aquel que quiera (los tickets se pondrán a la venta en los bares del pueblo). Durante la cena se hará entrega de un pequeño recuerdo a todos los grupos que participen en la cita.

El hecho de que Llodio haya sido escogido para albergar este encuentro no es casualidad. De hecho, este municipio ya está acostumbrado a la presencia de estos personajes desde que el 14 de agosto de 2006 viera aparecer en el centro del pueblo al grupo local de zanpantzar Ttuntturro, en quien ha recaído la organización de este evento. "Nuestra puesta de largo iba a ser en el desfile de carrozas de las fiestas de Amurrio del día 16 de agosto, pero decidimos vestirnos motu proprio y hacer la primera aparición pública en nuestro pueblo. La gente flipó y nos siguió hasta la plaza en una kalejira improvisada que culminó con una horda de aplausos", recuerda con una sonrisa en los labios Mikel Ayon, integrante de esta asociación de zanpantzarrak ayaleses.

Desde ese día de hace siete años, este grupo de amigos implicados con la cultura euskaldun está siendo requerido por localidades de todo el Valle de Aiara y el Alto Nervión para actuar en eventos culturales de toda índole e, incluso, han llegado a cruzar el charco con todo el equipo para asistir a una exhibición de folklore internacional en la ciudad de Santiago de Cuba.

No obstante, la formación de este grupo no fue ningún camino de rosas, sino una carrera de obstáculos en busca de financiación desde que sus integrantes decidieron dar luz verde a esta iniciativa en 1999. "Nos pusimos en contacto con los zanpantzarrak de Berriozar (Navarra) y ellos nos informaron de cómo vestirnos, dónde adquirir el material y cómo desfilar, pero por motivos económicos la idea se fue posponiendo en el tiempo", matizan desde Ttuntturro. No en vano, cada equipo de zanpantzar esta integrado por dos esquilas grandes, pieles de oveja, un haz de crines de caballo llamado hisopua y un gorro cónico adornado de cintas y plumas de gallo denominado ttuntturro, que "vienen a costar en torno a 800 euros, porque se trata de artesanía", resaltan.

El hecho de tener que reunir tal cantidad retrasó la adquisición de los primeros seis equipos hasta principios de 2006. Incluso han llegado a desfilar con indumentaria prestada. El dinero logrado en aquellas primeras contrataciones lo invirtieron en la compra de equipos para todos y cada uno de sus integrantes. Gracias a su tesón, lograron su sueño. Hoy en día Llodio cuenta con uno de los pocos grupos de zanpantzar existentes en Álava. De hecho, "sólo hay otros dos en Gasteiz y Urkabustaiz", subraya Ayon, que calcula que el próximo sábado en Llodio "nos reuniremos en torno a medio centenar de joaldun".

Historia ancestral El pueblo vasco ha vivido atado a la tierra y con la agricultura como medio de subsistencia principal y casi único. La tierra le daba todo lo que necesitaba para vivir. En ese contexto, el ritual de los joaldun era vital: con el ruido de los cencerros despertaban a la tierra de su letargo y con el isopo trataban de espantar a los malos espíritus. No obstante, la tradición de los zanpantzarrak proviene de los joaldunak o personajes que anuncian la llegada del Carnaval de las localidades navarras de Ituren y Zubieta. Los cencerros que llevan colgando del cuerpo suenan rítmicamente movidos por la cadencia de andar o saltar. Los zanpantzarrak llevan unas sayas blancas sobre pantalón azul, pieles de oveja cubriendo el cuerpo, un haz de crines de caballo en la mano y un gorro cónico adornado de cintas y plumas de gallo sobre la cabeza. En su andar cadencioso y sonoro realizan distintas coreografías.