SABIDO es que Agurain, a pesar de que, desde el punto de vista económico, ya no es la población agrícola y ganadera que fue hasta hace poco, mantiene una unión con el mundo agropecuario que se manifiesta de múltiples formas. Baste, como botón de muestra, la vigencia de la feria ganadera de octubre, pero también que, quien más quien menos, tiene su huerta o gusta de conservar una relación con lo campesino, aunque no sea más que para hablar del tiempo.
En ese contexto, el fecundo investigador aguraindarra Kepa Ruiz de Eguino, ha realizado un estudio acerca de lo que fue la vida pastoril en el pasado y lo que queda de ella, tomando como referencia las parzonerías de Entzia e Iturrieta, tan importantes no sólo para Salvatierra, sino para todos los pueblos que las circundan. Se trata de la constatación de que aún existe un mundo, el del pastoreo que, desde luego, no es en la actualidad lo que fue, pero se mantiene, obligado, eso sí, a adaptarse a los nuevos tiempos.
Pero, ¿qué es una parzonería? De acuerdo con la enciclopedia Auñamendi, se trata de condominios intermunicipales, esto es, asociaciones de pueblos que ostentan conjuntamente la propiedad de un predio y ejercen, por tanto, mancomunadamente, el disfrute del mismo. La voz parzonería deriva del francés parçonier, que significa partícipe. Parzoneros son, en consecuencia, los pueblos que participan en la propiedad y disfrute de las tierras compartidas. Lo que habitualmente se conoce en la Llanada con ese nombre, se trata en realidad de cuatro parzonerías: Entzia e Iturrieta, que ocupan un 87% de la superficie, y Atxuri y Gipuzkoarro-Nazazarra.
Entzia e Iturrieta son continuación de las sierras de Andia y Urbasa. En conjunto conforman una altiplanicice con una altitud media de 900 metros. Su cota máxima en Álava es el monte Baio, de 1.197 metros. Se trata de un bloque calizo de carácter kárstico, por lo que son muy importantes las cuevas y corrientes de agua subterránea. El bosque, particularmente el hayedo, ocupa dos terceras partes de la superficie de las parzonerías, mientras que las zonas de pastos son un 20%, correspondiendo el resto a una vegetación arbustiva de brezos, enebros y espinos. La fauna de este territorio es muy rica. Destaca una notable comunidad faunística típicamente forestal con 138 especies de vertebrados, de las cuales 84 son de aves, 11 de reptiles, 11 de anfibios y 3 de peces.
Parzoneros Entre las entidades que participan en estas parzonerías hay una distinción básica, las de puertos arriba y las de puertos abajo. Las primeras o Entzia-Arriba, son las juntas administrativas de Kontrasta, Ullibarri-Arana, Alda, San Vicente de Arana, Roitegi y Onraita, que son entidades congozantes de Atxuri. En Iturrieta participan todas las citadas entidades de Puertos Arriba, más el Ayuntamiento de Agurain. En Gipuzkoarro-Nazazarra participan Kontrasta, Ullibarri-Arana, Alda, San Vicente de Arana y Roitegi. En Entzia, además de los anteriormente citados, están también los ayuntamientos de San Millán y Asparrena, teniendo Zalduondo derechos de pastos. En 1860 se produce un hecho trascendental que marcará el futuro de la parzonería y es la división del arbolado entre las entidades parzoneras. Tal división se efectuó en ocho partes correspondiendo a las entidades de Entzia-Arriba 2/8, a Agurain 3/8 y a San Millán y Asparrena los restantes 3/8. Pero el rasgo más característico de Entzia e Iturrieta es la ganadería: 4.000 ovejas latxas, un millar de vacas y casi 400 cabezas de ganado caballar pastan anualmente en sus rasos.
La parzonería general de Entzia comprende 2.880 hectáreas de pastos y arbolado. En ella se concentra lo más importante de la actividad ganadera. Hasta tiempos relativamente recientes, los pastores permanecían en la sierra durante el verano, acompañando a sus rebaños, lo que dio origen a las majadas, en las que había una txabola, para refugio del pastor y un aprisco. Hoy en día, la facilidad en las comunicaciones ha hecho que este modo de vida caiga en desuso.
Las txabolas son de planta rectangular, construidas con piedra y argamasa. La cubierta es a dos aguas, con la entrada perpendicular a la viga del caballete. Actualmente llevan teja, aunque no fue así en el pasado. Desde principios de los años veinte del siglo pasado estaba permitido cubrirlas con teja. Antes los techos se tapaban con tepes y brezo o con losas de piedra. Esto era así, según testimonio de un anciano pastor recogido por Aita Barandiaran, "para que nadie se hiciera propietario", pues la teja significaba posesión. Estaba también prohibido cerrar con llave la puerta de la txabola. El interior de estas construcciones se distribuye en tres estancias: cocina, con fogón bajo; dormitorio del pastor y quesera o gaztategia.
Las majadas Según el documentado estudio de Ruiz de Eguino, éstas son las majadas de la sierra de Entzia y sus txabolas. La majada de Onraita, en el puerto de Larredez, con la txabola de Matías. La majada de Langarika, al norte de Itaida. La de Urabain, al norte de Mendiluze, con la txabola de Urtiaga el campanero. La majada de Bikuña, debajo de Mendiluze. La majada de Egino, en Bargaristo, a la izquierda del puerto de Andoin. La majada de Kortandi, donde una de las casetas pertenecen a Andoin. El resto son la de Angel Mari Zuazola, de Araia, y la de Ignacio, hijo de Fausto, de Andoin. La majada de Salvatierra, en la zona del puerto de Opakua, donde está la txabola de Guillermo. La majada de Andoin, en el alto de Legaire, donde están las de Dío, de Andoin, Félix Munain, de Galarreta, Nicolás Pérez de Albeniz, de Eguino, y Diego Apaolaza, natural de Zegama.
En la majada de Araia, en Legaire, camino del puerto de Vicuña, hay seis txabolas, la de Ormazabal, la de Fermin Apaolaza, de Zalduondo, quien la reconstruyó, antes la tuvieron Andrés López de Sabando, de Zalduondo y Florencio Arrese de la Venta de Eguino, la de José Martínez, de Araia, la de Juan Andrés Arrizabalaga, de Zalduondo, vecino de Araia, que está actualmente en ruinas, la de Pedro Santaeulalia, de Zalduondo, la de Ricardo Pérez de Albeniz, de Egino, la de Francisco Múgica, de Ilarduia, y la de Vitoriano Ulanga, de Zalduondo, abandonada en 1944 y utilizada por Múgica para marcar el ganado. La majada de Albeniz, en la fuente de Akarrate, junto a un menhir. La majada de Egilaz, en la fuente oscura, con la txabola de Urtiaga. En Mendiluze la majada de Ametzaga, con la txabola de Lekuona. La majada de Zalduondo, al lado de Akarrate, con las de Periko Amiano, de Zegama, y Juan Santa Olalla, de Elgea. La majada de Tranko, en Azkueta, con la txabola de Enrique Arlucea, de Arriola. La majada de Arno, con las txabolas de Zugazua, de Zuazo, Martín Azurmendi, Donato, de Arriola, el caserío Lomendi, de Aspuru, y el caserío Latxe de Barria. La majada del puerto de Opakua, con la de Félix Arakama, de Opakua. La majada del puerto de San Román, con la txabola de Santos Gastiain, de San Román. La majada de Alangua, en el puerto de Alangua, con las txabolas de Matías Aseguinolaza y de Pío, de Egileor. La majada de Egileor, en Iturrieta, con la de Fermín. También tenían majadas los pueblos de Munain, Arrizala, Opakua, Gordoa, Mezkia, Txintxetru, Luzuriaga y Ordoñana.
Existieron muchas otras edificaciones de este tipo, de las cuales algunas subsisten, de los pastores de los pueblos de Puertos Arriba y de otros de de Iruraiz-Gauna, situadas en Iturrieta, Santa Teodosia y otros lugares al oeste de la sierra de Entzia, y Dulantzi, ya en la parte de San Bitor. Todo un mundo que ha dado un vuelco en el último cuarto de siglo, pero que lucha por adaptarse a los nuevos tiempos.