sanidad pública, Sanidad privada. ¿Dos modelos complementarios o enfrentados? El debate se ha intensificado a lo largo de los últimos meses al hilo del polémico plan de reformas que ha aprobado la Comunidad de Madrid, en manos del Partido Popular, para habilitar la privatización de la gestión de varios hospitales públicos. Un movimiento basado en una idea sin evidencias que la sustenten -que la gestión privada resulta más eficiente que la pública-, y que ha provocado un rechazo sin apenas precedentes dentro del sector sanitario. Los recelos que genera este proyecto son evidentes y avivan también discusiones paralelas. Porque desde hace ya muchos años, Sanidad pública y privada conviven de forma más o menos armoniosa y siempre se han necesitado la una y la otra. Para algunos, privatizar servicios públicos no es lo mismo que exista una Sanidad privada potente y que complemente a la pública. Para otros, ambas realidades sí que guardan un vínculo estrecho. ¿Se corre el riesgo de que una fagocite a la otra a base de debilitar lo público?

DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha reunido a cuatro profesionales de los ámbitos público y privado para analizar ambos modelos, sus potencialidades y carencias, el papel que tienen y el que deberían tener, en un escenario que también conviene resaltar. A pesar de la crisis, que tanto a mermado las economías familiares, el volumen de ciudadanos que recurre a la Sanidad privada en Álava ha experimentado un crecimiento sostenido durante los últimos años. ¿Se debe esta realidad a un deterioro progresivo de Osakidetza? Diversos agentes consultados por este periódico apuntan a ésta como una de las claves.

Según el último informe elaborado al respecto por el Instituto vasco de Estadística, Eustat, la población cubierta con un seguro de salud creció un 1,6% en 2010 en Euskadi, cuando la situación económica ya había comenzado su declive. El 12,7% de la población alavesa contaba entonces con una póliza, bastante por detrás de la vizcaína (23,5%) y algo por delante de la guipuzcoana (9,9%).

Rosana Azabal, que ha desarrollado gran parte de su carrera como enfermera de Urgencias en el Hospital Txagorritxu -ahora es liberada sindical por ELA-, no tiene dudas de que el sistema público de Salud es "el único que garantiza su uso a cualquier persona, al margen de sus recursos", bajo los tres parámetros que la definen o, al menos, deberían hacerlo: de calidad, universal y gratuito. Un modelo que, a pesar de los recortes, "es fácil de mantener", porque "se retroalimenta" generando empleo a sus trabajadores y salud para la población general y que, a su juicio, no tendría por que estar complementado por un sistema privado. "Tener una Sanidad privada potente no hace más que acentuar las desigualdades sociales", opina la profesional.

Según Azabal, resulta "imprescindible" potenciar todavía más el sistema público para que no sea necesario derivar pacientes a la privada y, por tanto, justificar que sea necesaria. "Hay que apostar por un sistema público y por la corresponsabilidad en su uso. Se basan en el abuso de la gente para denostarla, pero quienes la llevan a la ruina son sus gestores, que están despilfarrando en cosas que no son rentables".

Para encontrar una opinión muy distinta a la de Azabal basta con acudir a uno de los dos centros privados de referencia de la ciudad, el hospital Quirón, donde el urólogo Aníbal Rincón trabaja desde el pasado mes de noviembre compaginando esta labor con la que desempeña en el Hospital Santiago. Rincón tomó la iniciativa de trabajar también en la red privada como una forma de "realización personal" y de crecimiento profesional, aunque se define como un claro defensor de lo público. A su juicio, la red privada ofrece algunas ventajas que, a día de hoy, Osakidetza no es capaz de garantizar. "El trato es mucho más personal en la privada y, además, podemos evitar la responsabilidad compartida", a su juicio muy propia de la red pública. "Que te vea un especialista, que te opere otro y que te recupere otro", ejemplifica. A su juicio, en la pública también se encuentra el mal endémico de las listas de espera, "de no saber cuándo vas a operar a un paciente". En Quirón, advierte, él y su equipo intentan operar "nunca en más de dos o tres semanas", una circunstancia que también ayuda a reducir las listas de espera en el sistema público. "Que vayan pacientes a la privada desahoga lo público, ayuda a su sostenibilidad", remacha.

Buenos gestores y servicios Lourdes Tobarra, veterana enfermera que ha desarrollado gran parte de su carrera en el Hospital Txagorritxu y que actualmente es secretaria provincial del sindicato Satse, es otra de esas defensoras a ultranza del sistema público, "el único que no mira a la capacidad económica de nadie". Al igual que Azabal, Tobarra tampoco apuesta por que haya dos modelos complementarios como ahora, "sino por que la pública tenga buenos gestores y buenos servicios", que "se potencie", para seguir garantizando una asistencia "de calidad y universal, con las mismas prestaciones que ha tenido siempre".

A su juicio, los recortes aplicados en Osakidetza en los últimos años ponen en riesgo este sistema universal, al igual que "los cambios de timón" político que se han producido en la CAV, y desde la distancia analiza la ola privatizadora de la Sanidad madrileña como una realidad "aberrante".

De vuelta a Quirón, Maite Ispizua, enfermera del centro desde hace ocho años, sí aboga por la complementariedad de ambos modelos, el público y el privado, por dos sanidades "competentes" entre las que el paciente "pueda decidir". A juicio de esta profesional, el colapso que en ocasiones ha sufrido el sistema público y que ha podido empujar a más personas a la privada no se ha debido tanto a "una escasez de medios", sino a un uso desmedido de los servicios entre parte de la población. "No sé si ha habido mala gestión o mala conciencia, pero ha habido mucho abuso de la Sanidad pública", considera.

Aunque Ispizua es consciente de que los hospitales privados "son empresas que buscan beneficios", como en cualquier otro sector, el entorno en el que se trabaja en ellos, como en su centro, favorece una atención "más personalizada", de "mimo al paciente", que en la red pública "no es posible", por el gran número de pacientes que debe atender cada profesional. Pese a todo, al hablar de los recortes en la red pública Ispizua reconoce que "se oyen cosas que ponen los pelos de punta" y también se muestra contraria a la privatización de servicios públicos puesta en marcha en Madrid. "No me gusta esa comparación, de Sanidad privada con privatización de lo público, porque no es lo mismo; al final, la Sanidad privada también descongestiona a la pública", advierte.

Rosana Azabal, que en su día también tuvo la oportunidad de trabajar en la red privada, cree que este sistema "mercantiliza la salud" y cree que los seguros privados "no ofrecen nada que la red pública no pueda asumir siempre que se potencie". Menos listas de espera, una oferta amplia, inmediatez de resultados, libre elección y privacidad... "Son cosas que Osakidetza puede ofertar perfectamente, pero en lugar de eso la abocan al colapso".

Aníbal Rincón, entretanto, cree que la red pública, tal y como está ahora, sigue siendo "una de las mejores del mundo", un sistema universal "donde todo el mundo recibe la mejor atención posible". Sin embargo, ofrecer esa atención más personalizada que se oferta en la privada "no es posible en Osakidetza por el volumen que tiene". Tobarra considera que el sistema público "se mantiene gracias a sus profesionales, que siguen dando su do de pecho", pero anima a poner "las barbas a remojar" viendo la tendencia imperante en Madrid.