COMO cada mañana, David ajusta la silla de Eneko a su bici, baja por el bidegorri nuevo de Zabalgana y en apenas cinco minutos su hijo entra a clase en el colegio de Naciones Unidas. Sin atascos ni coches que le incomoden ni miedo a que un conductor despistado le atropelle. "Los carriles-bici de los barrios nuevos son una gozada, otra cosa es circular por el centro", dice. Las calles son estrechas, no hay sitio para bidegorris. De camino a su trabajo tampoco sufre los molestos y largos semáforos en rojo porque el vial para ciclistas le lleva hasta las universidades. -Como éste, Gasteiz dispone de una red de bicicarriles de 162,54 kilómetros-. A la vista, decenas de aparcabicis libres para candar sus ruedas, pero no se fía. Ya le han robado una vez, así que prefiere subir su vieja bici al trabajo para no engrosar la lista de hurtos, cuatro al día en Gasteiz. Y así comienza la jornada cada mañana.

Vitoria es una ciudad de tamaño medio, ideal para desplazarse en bicicleta, sobre todo por la ausencia de pendientes, salvo en el Casco Viejo. De hecho, su uso se ha multiplicado por siete en los últimos años y los gasteiztarras se han acostumbrado a pedalear no sólo para estar en forma sino para desplazarse a diario a estudiar, trabajar y hacer recados. La utilizan más hombres (64%) que mujeres (36%). Este cambio de mentalidad no es casual, el Ayuntamiento lo ha exprimido al máximo y sigue haciéndolo, con multitud de medidas encaminadas a arrinconar el vehículo privado en favor de la bicicleta y de los peatones. Cambios que no siempre son bien recibidos al principio, ya ocurrió hace casi dos décadas cuando el exalcalde Cuerda se lanzó a peatonalizar la céntrica calle Dato. Fue una medida pionera, como ahora pretende serlo la nueva regulación del uso de la bicicleta en la ciudad, que el alcalde anuncia para el verano. Todo apunta que habrá fricciones entre ciclistas, peatones y conductores -como ya las hay- pero Javier Maroto piensa que con la formación vial adecuada se puede alcanzar el equilibrio necesario para que las tres partes convivan en la vía pública: "Es más fácil convencer que imponer", asegura. No obstante, a nadie se le escapa que la ordenanza es de obligado cumplimiento y el debate sobre la prohibición de andar en bici por el centro peatonal en horario comercial ya está en la calle, a pie de bidegorri.

Y es que el cierre del centro peatonal a los bicicleteros en la franja horaria con más tránsito de peatones es la última de las medidas adoptadas por el Ayuntamiento para poner freno al coche, pero no la única. Gasteiz lleva años inmersa en un profundo proceso de transformación vial, que vino de la mano del Plan de Movilidad Sostenible diseñado a semejanza del de otras ciudades europeas que nos llevan ventaja, como Barcelona. Primero fue la implantación del tranvía, como medio de transporte rápido, ecológico y eficaz para enlazar el norte y sur de la ciudad. Y con él la supresión de miles de aparcamientos en superficie, el cierre del centro urbano a los vehículos de motor -salvo urbanos y emergencias- y la ampliación y encarecimiento de la OTA para que estacionar en zona azul no sea más barato que guardar el coche en un parking subterráneo. De hecho, Vitoria es la ciudad del Estado donde más ha subido, un 209% en seis años, según datos de la OCU. Así, aparcar 38 minutos cuesta 1,5 euros. El objetivo de todas estas medidas no fue otro que ganar espacio en las calles para los viandantes.

Después llegó la revolución de los urbanos, el adiós a los viejos autobuses azules de Tuvisa y sus sustitución por una flota más moderna, cómoda y menos contaminante. Los recorridos de antes se eliminaron y fueron sustituidos por nueve nuevas líneas diseñadas para comunicar todos los rincones de la ciudad, incluidos los nuevos barrios todavía en construcción. Los usuarios opinan que el servicio -aún con carencias- ha mejorado gracias a la agilidad que proporcionan carriles-bus como el de la calle Francia y la facilidad de maniobra que dan las gateras construidas para entrar y salir de las paradas sin demora. Fruto de ello es el aumento constante de viajeros (un 17% más durante el primer cuatrimestre del año, según los datos del Ayuntamiento, lo que da nuevo récord de usuarios en abril) debido en parte a la creación del billete único, que posibilita trasbordos con el tranvía al mismo precio y la tarjeta mensual, que por 29 euros da derecho a un número ilimitado de viajes. Además, el 1 de junio se pondrá en marcha el Bux, el nuevo servicio de autobús a la demanda a los pueblos del municipio, que llevan décadas reivindicando su derecho a beneficiarse del transporte público aunque no residan en la capital. Ahora llega la hora de la bicicleta.

las bicis, para el verano Al mediodía, David se dispone a repetir el recorrido de la mañana, pero antes tiene que hacer un recado en el centro. Suerte que a esa hora no hay demasiado tráfico porque la falta de carriles-bici le empuja a circular por el asfalto al lado de los coches. "Da un poco de miedo, no creas, sobre todo cuando voy con Eneko, porque hay conductores que no respetan para nada a los ciclistas", lamenta. Por eso, al igual que el colectivo Bizikleteroak considera un acierto las recién estrenadas zonas 30. Son calles en las que los conductores tienen que frenar y ceder el paso porque los ciclistas tienen preferencia para circular por la calzada. Están pensadas como una alternativa a la falta de bidegorris para llegar al centro de la ciudad, sin molestar a los peatones que caminan por las aceras. Pero su implantación no ha estado exenta de polémica. La proliferación de señales en la vía pública en apenas tres meses no ha hecho más que confundir a los conductores que a diario se topan con indicaciones nuevas sin saber para dónde maniobrar.

Pasos de cebra amarillos, señales de prohibido circular a más de 30 pintadas sobre el asfalto, carriles-bici en sentido contrario a la circulación, semáforos en ámbar con preferencia para ciclistas, vehículos aparcados de culo, infinidad de pivotes a las entradas de las zonas 30 para proteger a los ciclistas, nuevas áreas de carga y descarga... En calles como San Antonio coinciden hasta siete señales en apenas dos metros cuadrados, una amalgama que se convierte en un indescifrable puzzle en Olaguíbel, como puede verse en la foto superior. No es de extrañar, por tanto, el malestar de los conductores, chóferes y repartidores que cada día pasan horas y horas al volante.

La bicicleta está redibujando a brochazos las calles de Vitoria. Esta profusión de pintura pretende reordenar los distintos modos de transporte, ahora que a los ciclistas se les llama a bajar a la carretera. Por eso, la asociación de autoescuelas de Álava solicita campañas de divulgación, concienciación y formación para que los conductores se reciclen. Si un profesional del volante como Txomin Nasarre necesita tomarse "unos segundos de reflexión" al acceder a alguna de esas arterias, ¿qué va a ser de un simple automovilista? El presidente de la asociación advierte de que "la nueva señalética es un lío en ciertas calles". También los taxistas pintan los puntos negros en el mapa de las nuevas zonas 30. Los cambios en áreas de tránsito como la comercial calle Gorbea o el barrio de Desamparadas entorpecen su trabajo. Además, el gremio se queja de que el Ayuntamiento no les consulta antes de implantar estos "importantes" cambios circulatorios, según explica el portavoz de Radio Taxi, José Antonio García de Durana.

Un malestar que tanto Ayuntamiento como Bizikleteroak están convencidos de que se irá diluyendo poco a poco. "No se puede hacer todo de hoy para mañana, estos cambios llevan tiempo; otros países europeos están a años luz", apunta el portavoz Rubén Rodríguez. Su mejor receta: formación, educación y sentido común.

A pie de bidegorri, en cambio, la polémica se aviva entre los usuarios de la bici que, en general, apelan al sentido común para no tener que prohibir o sancionar conductas incívicas o que incumplan la normativa. La gota que colma el vaso es el anuncio hecho el lunes por el alcalde de cerrar el paso a las bicis por el centro peatonal mañanas y tardes (en invierno de 10.00 a 14.00 y 16.00 a 20.00 y en verano hasta las 22.00 horas) y abrirlo sólo al mediodía y por las noches para no molestar a los peatones. Las vías sujetas a horario para los ciclistas son: plazas Nueva, Virgen Blanca, General Loma, Celedones de Oro, Arca, y calles Lehendakari Aguirre, Postas, desde Paz hasta Prado; Independencia, de Fueros a plaza Celedones de Oro; San Prudencio; Dato, desde Plaza Nueva a Manuel Iradier; Diputación, Siervas de Jesús y Fueros, entre Ortiz de Zárate y General Álava. La asociación Bizikleteroak tampoco es ajena a este debate y, aunque ve la ordenanza de la bici como un paso adelante, considera precipitada esta última medida. "Si yo circulo por la calle San Prudencio y veo que hay muchos viandantes, me bajo y voy andando; es de sentido común", comenta Rodríguez.

ASIGNATURAS PENDIENTES Con todo, Gasteiz camina firme hacia la movilidad sostenible y las medidas adoptadas hasta la fecha son sólo parte del itinerario a recorrer antes de llegar a la meta. Una vez reordenado el espacio de la vía pública a ocupar por conductores, peatones, ciclistas, autobuses y tranvía queda pendiente habilitar aparcamientos disuasorios gratuitos a la entrada de la ciudad, para que los visitantes aparquen sus humos antes de pisar Vitoria y utilicen el transporte público o la bici para desplazarse por la ciudad. También restaurar el servicio de alquiler de bicis y poner en marcha las denominadas supermanzanas, islas peatonales que dirijan el tráfico por determinadas calles liberando el resto. O encontrar una forma sostenible de reparto de mercancía en el centro para que las furgonetas y camiones no ocupen las zonas peatonales. Son ejemplos del trabajo por hacer y de los cambios que todavía se avecinan en materia de movilidad.

Mientras tanto, para cuando cae la noche sobre Gasteiz, ya hace horas que David ha recogido a su pequeño del cole, le ha entrenado al fútbol y ahora regresa a casa dando un paseo en bici, convencido de que las dos ruedas ganan día a día terreno al coche en su ciudad.