vitoria. Por si hubiera no pocos frentes contra los que luchar (crisis, falta de clientes, impagos, facturas, cobros vía apremio...) al gremio de mecánicos también le toca soportar desde hace ya un tiempo la picaresca de sus clientes y el rosario de "chanchullos" colaterales que les acompañan. Juan Carrero lo sabe bien. Porque no hay jornada que pase donde no tenga que aguantar situaciones "inverosímiles" como la que describe a continuación. "La gente no deja de sorprenderte pero algo que nos está ocurriendo cada vez con más frecuencia es que acuden a nuestro taller con las piezas en la mano, con material nuevo que previamente han comprado en tiendas de recambio on line, para que se las instalemos nosotros". Huelga decir que ante planteamientos similares, mecánicos como Carrero declinan este tipo de trabajos, sabedores de que en el corto plazo puede resultar que el trabajo se vuelva en su contra. "¿Qué sabemos de la garantía de esas piezas?, ¿estamos seguros de que lo que nos dice el cliente que le hagamos a su coche es lo que realmente necesita?, ¿qué pasa si luego llega una reclamación?", se pregunta el gerente de Jusabi.
La situación no queda ahí. Otro episodio cada vez más habitual es el del cliente que solicita un presupuesto para el mantenimiento del vehículo o una reparación determinada. El taller lleva a cabo el diagnóstico con cierto nivel de detalle, se lo entrega al cliente y éste advierte al mecánico su conformidad, conminándole a que le reserve una fecha para llevar el automóvil al taller. ¿Conclusión? "El cliente nunca viene. Se ha llevado el parte del coche y seguramente un amigo o un taller clandestino se lo arreglará de aquella manera", lamentan en Jusabi.
Escuela de chapa y pintura Así están las cosas en el sector. Una realidad incómoda donde hasta para comprar una bombilla se solicita hoy un presupuesto. Y una realidad donde tampoco hay cabida para el relevo profesional o la creación de empleos como los que procura la Escuela de Chapa y Pintura que desde 1989 dirige José María Díaz de Cerio. "Antes el índice de ocupación de nuestros alumnos era del 70%; hoy en día, si dos o tres de los 50 que suelen acudir a cada curso logran colocarse es una cifra muy buena", concluyen en este centro.