MADRID. El grupo desarticulado en la llamada operación Akel, integrado por 5 pakistaníes y 2 rumanos, usurpaba la identidad de clientes de la operadora para formalizar a su nombre miles de contratos telefónicos y duplicados de tarjetas SIM, repercutiendo en ellos el importe de la factura sin su conocimiento, informa hoy el instituto armado.

La investigación se inició tras recibir la Guardia Civil varias denuncias de una operadora que había detectado la contratación de líneas de telefonía móvil y duplicado de sus tarjetas SIM de una forma ilícita, con desconocimiento de los titulares de esas líneas.

Algunos de los ahora detenidos eran regentes de locutorios y contaban con claves robadas a distribuidores de la compañía para acceder ilícitamente a la base de datos de dicha compañía.

Para llevar a cabo el fraude, la red aportaba documentación falsificada para crear en España varias empresas y después contrataban líneas de teléfono de tarificación adicional para estas empresas.

Una vez activadas esas líneas, la organización realizaba multitud de llamadas a sus propios números de tarificación adicional.

Estas líneas tienen un coste superior al de cualquier llamada a un abonado de la red y su importe es cobrado a quien realiza la llamada y repartido entre la operadora y la empresa que la recibe.

El importe repercutía en la factura de los titulares de las líneas telefónicas, que eran ajenos a estos hechos.

Otra actividad delictiva de los detenidos consistía en adquirir, aportando documentación falsa, teléfonos móviles de alta gama que posteriormente comercializaban, tras liberarlos de la restricción impuesta por la operadora donde habían dado de alta las líneas.

Durante los registros realizados, los agentes se incautaron abundante documentación falsificada, una veintena de teléfonos móviles, equipos informáticos, numerosas tarjetas SIM, paquetes de telefonía móvil y tarjetas de crédito.