kuartango. El antiguo balneario de Kuartango, un monumental edificio construido allá por 1879, acumula ya cerca de 30 años en estado de desuso y abandono. Esa misma instalación que en sus inicios atrajo a algunos de los personajes más influyentes de la época, que se acercaban al lugar para disfrutar de las aguas sulfurosas del manantial cercano, y que a mediados del siglo XX se transformó en un colegio salesiano, resiste en su ubicación como una mole inerte, sin vida, e incluso ha sobrevivido a un reciente proyecto de derribo. No obstante, muchas personas consideran que dejarlo morir definitivamente no sería, ni de lejos, la mejor solución. ¿Por qué no darle nuevos usos?
Es lo que propone un incipiente colectivo, integrado por varios arquitectos alaveses y profesionales de otras disciplinas, que ha impulsado una jornada de reflexión y búsqueda de soluciones para el aprovechamiento del viejo edificio. La cita tendrá lugar mañana, a partir de las 18.00 horas, en el salón de plenos del Ayuntamiento de la localidad.
Empujados por el concepto de cooperativa integral, una iniciativa que busca la transformación social desde abajo, mediante la autogestión, los impulsores del proyecto se mueven desde el convencimiento de que un edificio ya construido constituye un patrimonio "que no se puede dejar desaparecer". Uno de ellos es Íñigo Murga, arquitecto gasteiztarra, quien subraya que con este plan de rehabilitación en ningún caso se buscaría el beneficio económico, sino el social. "Buscamos una metodología participativa, que la gente dé sus ideas y que éstas cuenten con el apoyo popular", sintetiza.
Por el momento, Murga y sus colaboradores -su mano derecha es el también arquitecto Gorka Vicario- han puesto sobre la mesa dos propuestas concretas para devolver la vida al edificio, convertirlo en un equipamiento social y en viviendas en régimen de cesión de uso. No obstante, insisten en que éstas no son ideas cerradas, sino algunas posibilidades surgidas de una primera reflexión y que en todo caso deberían madurarse y complementarse con otras en este proceso participativo.
Los impulsores de la iniciativa proponen, en primer lugar, realizar un estudio de la situación del edificio y de sus posibilidades para, después, crear un grupo de personas interesadas en sacar adelante el proyecto, definir sus usos, buscar formas de financiación y plantear los pasos necesarios para salvar el balneario. Para ello, entienden, "es necesaria la participación de todos los agentes implicados", empezando por los habitantes de la zona y siguiendo por los futuros usuarios, el apoyo institucional y la acción colectiva. El Ayuntamiento, propietario del balneario, ya ha mantenido varios encuentros con el colectivo y, en principio, ha mostrado una buena disposición a la posibilidad de llevar a cabo una rehabilitación y darle nuevos usos. Lo mismo ha sucedido con los grupos de la oposición. A día de hoy, las barreras económicas parecen las más complicadas para sacar el proyecto adelante.