laguardia. La villa medieval de Laguardia se encuentra inmersa en una profunda transformación urbanística que afecta a casi todo su perímetro, con el fin de hacer más accesible la llegada de visitantes. Para empezar, la vía principal de acceso a la localidad ha sido reordenada. En el lado que da a la muralla se ha modificado el solado de la calzada, dejándolo más acorde con las actuaciones que ya se habían ejecutado en la zona de subida al Collado. Pero la decisión más trascendental ha sido eliminar los lugares de aparcamiento que había adosados a la muralla, colocando unos bolardos que impiden el estacionamiento y que permiten disfrutar de las viejas piedras que defienden la villa desde hace siglos.

Pero la medida no se ha tomado sin buscar alternativas al estacionamiento de vehículos. Así, se mantiene el pequeño espacio que hay al lado del hotel Marixa, aunque todo apunta a que desaparecerá la plaza reservada a minusválidos, el estacionamiento ubicado a la salida, en dirección a la carretera A-124, y el que se encuentra en la zona de Las Cruces. A estos se suma uno nuevo, que está a punto de ser inaugurado, en el Castillar oeste de Laguardia. Y es que, a pesar de la abundancia de estacionamientos, lo cierto es que en acontecimientos especiales y también muchos fines de semana, resulta imposible atender toda la demanda de aparcamientos que se necesitan, porque en el interior de la villa está estrictamente prohibido el acceso de cualquier vehículo por el riesgo que supone por la abundancia de bodegas, y para preservar la seguridad de sus construcciones históricas.

con vista a los humedales La obra de la mejora de los accesos a la villa tiene un coste de 700.000 euros y el nuevo aparcamiento supone otros 445.000. Y hay todavía una tercera actuación, que se está llevando a cabo en el pequeño jardín que existe delante de la muralla, asomado a los humedales de Laguardia. Ese lugar suele albergar los mercadillos y cuenta también con una pequeña marquesina que sirve de parada a los autobuses interurbanos. Con el fin de poder celebrar los eventos que sean necesarios sin problemas ante las tormentas e incluso con la idea de crear un espacio para conciertos o verbenas se está levantando una enorme marquesina que protegerá de las inclemencias meteorológicas a los asistentes a los distintos eventos. El coste de esa obra asciende a 400.000 euros, aproximadamente.

Para todas estas actuaciones se fijó un plazo de trabajo de cuatro meses desde el replanteo de la adjudicación, por lo que es previsible que la inauguración se produzca para San Prudencia, a finales de este mes de abril o San Isidro, a mediados de mayo, coincidiendo con la tradicional feria agrícola que se celebra en Laguardia con motivo de la festividad de los labradores.