gasteiz. El estatus de Vitoria como cabecera de Euskadi tiene precio: un canon de cinco millones de euros por cada uno de los años de esta nueva legislatura del Gobierno Vasco. Palabra del lehendakari, Iñigo Urkullu, quien ayer anunció su compromiso en la reunión con el alcalde gasteiztarra, Javier Maroto. Luego, se verá. Parece difícil zanjar para siempre la cuestión, de igual forma que sigue sin quedar claro si para el Gobierno Vasco nuestra ciudad ostenta el título de "capital" de la CAV o de "sede de las instituciones comunes", que es el término que acuñó el anterior ejecutivo socialista de Patxi López y que ha sido revalidado por el actual en la consignación presupuestaria.
Maroto siempre se había mostrado convencido de que la semántica en este asunto era tan importante como la inyección económica, pero tras el encuentro con el lehendakari relajó posturas. Garantizado el canon desde 2013 hasta el año 2016, parece que el alcalde quiere evitar nuevos debates, seguramente estériles. Resultó evidente en la rueda de prensa que dio tras la entrevista con Urkullu, con declaraciones como "tenemos lo que Vitoria merece y había exigido: el concepto y el dinero". ¿Seguro?
Hace unas semanas había anunciado que retaría a Urkullu a responder si Gasteiz es "sí o no capital de Euskadi", pero ayer no sólo retiró el lance sino que justificó que la partida se llame canon para Vitoria como sede de las instituciones comunes. "Nosotros lo llamamos canon de capitalidad porque es la forma más corta de decirlo", argumentó. Se atrevió incluso a afirmar que será una inyección "perpetua", porque aunque sólo está garantizada para esta legislatura "seguramente tras cinco años con canon y dos lehendakaris que lo dan será una realidad" una vez que finalice el actual mandato nacionalista.
El primer edil reconoció que si no fuera así "nos plantearíamos una posición distinta", pero evitó ponerse en ese horizonte para aplaudir los logros del presente. "Este acuerdo es muy relevante y damos por zanjado el asunto de la capitalidad para este mandato", subrayó Maroto, quien dijo que había acudido a la cita con Urkullu con la intención de saber si los gasteiztarras tienen "un lehendakari que siente a Vitoria como capital con palabras, hechos y con presupuesto". Y, a su juicio, pese a que la palabra maldita sigue sin utilizarse, parece que es lo que ha quedado demostrado.