Lapuebla de Labarca. La celebración del Uztaberri Eguna de este año ha estado marcada por el éxito de participación popular, que llenó Lapuebla de Labarca de un ejército de entusiastas dispuesto a disfrutar de una jornada que invitaba al paseo -por aquello de las inusuales buenas temperaturas tras los últimos temporales- y al disfrute del atractivo programa preparado por el Ayuntamiento de la villa ribereña, que preside Daniel Espada.

Como siempre, como un reloj, a las once de la mañana estaba todo listo para comenzar. La travesía de la carretera estaba cortada por la Ertzaintza, que facilitaba así el paseo tranquilo de pequeños y mayores; los puestos de los artesanos también esperaban listos y llenos de ricos productos; el tren turístico comenzaba su primera ronda por el casco urbano y en la plaza se arremolinaban muchísimos visitantes porque en esta edición la novedad de la feria residía en el cambió del programa, con la reubicación del clásico certamen de desencorchadores de botellas a primera hora. Un concurso, por cierto, que empezó tímidamente. Mientras surgían las primeras voces entre el público para ver quién se ofrecía a participar, emergió un vozarrón, el del pregonero, Julian Iantzi, animando a las personas que había a su alrededor. Craso error. Tanta fue su insistencia que de pregonero pasó a participante entre las risas del público.

El acto institucional comenzó con un cariñoso recuerdo hacia la persona que puso en marcha la iniciativa del Uztaberri Eguna y otros proyectos, fallecida el año pasado, Mari Carmen Nájera, profesora de la ikastola de la localidad. La persona que la sustituyó en la coordinación de la organización, Sonia, recordó la figura de su antecesora porque "fue pionera, junto a otros muchos vecinos -algunos de ellos tampoco presentes en la jornada-, en la creación y puesta en marcha de esta fiesta". Así rememoró el trabajo de Nájera en la ikastola, porque "puso su grano de arena para que muchos de los que estamos aquí nos sintamos de Lapuebla y vivamos con el euskera. Su sueño era que las próximas generaciones de padres e hijos hablaran euskera en El Plano y aunque ella no lo podrá lograr, nosotros sí que haremos realidad su sueño". La intervención fue repetida, posteriormente, por una joven del pueblo, miembro de la Peña San Bartolomé, Maider Murillo, en euskera. Contestaron a esas palabras la madre y el hermano de la profesora fallecida. A continuación un grupo de pequeños de la ikastola San Bizente homenajeó a Mari Carmen.

Finalmente, Daniel Espada invitó al pregonero Julian Iantzi, quien improvisó su intervención y la realizó intercalando euskera y castellano. Con tono campechano y divertido, comentó que le habían pedido que hiciera un pregón buscando los paralelismos entre las diferentes versiones de El Conquistador y el vino de Lapuebla de Labarca. "Me he pasado toda la semana pensando en qué podría hacer y eso es imposible. Si aquí a lo que se viene es a beber y a comer... Y en la Patagonia nos matamos de hambre, de sed y de todo". No obstante, aludió a que si ésta era la IX edición del Uztaberri Eguna, este año es la novena temporada de El Conquistador. También recordó a otra pregonera, Ana Urrutia, su compañera en ETB, quien realizó una intervención hace cuatro años hablando del tiempo. Al respecto, el pregonero explicó que también quería hacer previsión "porque habéis pasado de la rubia al rubio de televisión. Así que hoy hará buen tiempo y mañana vendrá un poco torcido". Y no olvidó a los políticos, que no habían subido al estrado, comentando entre risas que están aquí "a la derecha comiendo y bebiendo". Tras su intervención, las personas que se encontraban en el escenario realizaron el tradición brindis con el que se procedía a la degustación de los primeros vinos del año en Lapuebla de Labarca.

Finalizado el acto institucional, los dantzaris demostraron su arte en la plaza, mientras que numerosas personas se acercaban a Julian Iantzi para saludarle y hacerle comentarios sobre su programa o sobre amigos comunes, o -como hizo mucha gente- para hacerse una foto con el popular persona de televisión.

distintas opciones Ese ajetreo no fue un impedimento para que contestara a sus preferencias de consumo, la elección entre el Cabernet o el Tempranillo, a lo que contestó que "la mezcla, depende de la comida, depende del momento. Hay infinidad de clases de uvas. Si el vino se hace con amor, se tiene en barricas y se le deja su tiempo, cualquier vino es bueno". También recordó sus orígenes en Estados Unidos, tiempo en el que disfrutó de sus raíces vascas. "Mis aitas son de Lesaka. Viviendo en California, mi cultura fue vasca. Mi lengua materna es el euskera, allá en San Francisco hay un mogollón de navarros, y en Dixon, donde estábamos, se mantienen las tradiciones de aquí. Estás a 14.000 kilómetros, pero es como si estuvieras viviendo en Lesaka. Cuando vine aquí si me costó el tema lingüístico, porque yo no hablaba castellano, hablaba en euskera y en inglés y me costó adaptarme".

Mientras la gente disfrutaba de unos choricillos asados al aire libre por unas jóvenes, y daban cuenta de unas tortillas de patatas, en los diversos rincones de Lapuebla se afanaban en los preparativos del mediodía. Por una parte, en la sartenada, que preparaban una cuadrilla de vecinos, se trasladaban a las traseras del bar de la plaza, lo cual no fue un problema para que el pequeño patio se llenase de curiosos y amigos para tomar unos vinos y almorzar mientras observaban la preparación de la gigantesca perola y de los cubos de productos que en ella se fueron echando para la comida popular del mediodía.

Asimismo, la peña Los que faltaban, encabezados por Boni, trabajaban en una lonja en la calle Real donde colocaron los fogones de gas en batería para preparar el bolo, el plato tradicional de las comidas de vendimia. Así se afanaban en preparar ese alimento a base de bacalao desmigado, arroz y patatas. Era la comida fundamental entre viñedos.

Por su parte, el alcalde, Daniel Espada, destacaba que "el tiempo nos ha acompañado y las cosas de la fiesta se hacen cada vez mejor. Llevamos seis meses preparando todo y para nosotros es un orgullo, porque el Uztaberri Eguna lo hacemos para que la gente conozca nuestro pueblo y el vino, que es el primer ingreso que tiene Lapuebla". Asimismo reconocía que la jornada no tendría el éxito que tiene sin la intervención de los propios vecinos. "Todo el mundo se implica, hay una colaboración máxima de la gente. Son fundamentales para que esté todo a su tiempo".

Ayer hubo para todos. Los más pequeños disfrutaron con un buen número de talleres instalados en la propia plaza del Ayuntamiento por la ikastola, con monitoras que les guiaban para hacer collares, dibujos, preparar plantones en vasos de plástico y otras muchas actividades. Mientras, para los mayores, en la calle Real se pudieron visitar numerosos puestos de artesanos agroalimentarios, entre los que destacaban los arropes, aceites, vinagres y repostería. Por su parte, en las bodegas se llevaron a cabo las dos visitas programadas con una gran afluencia, que acudió para saber más de la cultura del vino, y también para disfrutar de los caldos que se preparan en esta localidad.