la localidad de Zalduondo celebrará mañana uno de los festejos más conocidos del Carnaval de la Llanada. Se trata del recibimiento y ajusticiamiento de Markitos, un grotesco personaje de paja que simboliza todos los males del pueblo. Ataviado con un impecable traje, boina y un collar realizado con cáscaras de huevo pintadas de rojo, verde y blanco, el muñeco saldrá a media mañana para recorrer la localidad ante la atenta mirada de lugareños y visitantes. Tras su primer viaje, permanecerá amarrado en un mástil de seis metros instalado frente al Palacio Lazarraga durante varias horas.

El Carnaval de esta localidad, el más antiguo de Álava, revivirá el ajusticiamiento de Markitos, quien viajará hacia su muerte sobre un pollino, acompañado por múltiples personajes. A media tarde, cuando la afluencia de público es más grande, una comparsa bajará a la víctima propiciatoria de este Carnaval y lo paseará por la villa. La comitiva partirá desde el Palacio de Lazarraga, donde hace 35 años Blas Arratibel, Martiniano Martínez de Ordoñana y Joaquín Jiménez retomaron esta tradición, que se ha mantenido estable a lo largo de los años.

El Carnaval de Zalduondo se ha convertido en uno de los festejos rurales más famosos de la geografía alavesa. Markitos, el protagonista de la fiesta, se erige en el representante de todos los males y penas, y por ello, es vilipendiado mientras se le pasea por las calles a lomos de un burro. Todo el pueblo participa en un juicio de mascarada, tras el cual, se dará a conocer la sentencia, que destina al personaje de paja a ser empalado para posteriormente alimentar las llamas de la hoguera.

Junto a él un importante séquito de personajes le acompañan. La más sorprendente, sin duda, es la Madre o Vieja, una superposición de dos personajes, una vieja achacosa y un hombre que lloran la muerte de Markitos, su hijo, mientras los demás se burlan. El Barrendero transporta un largo palo con una chaqueta hecha jirones, que pasea por las narices de los espectadores. El Cenicero, empelucado, lleva un caldero de zinc en la mano y esparce por doquier las cenizas del muñeco quemado el año anterior. Antaño lo hacía con afán de molestar. En el desfile no falta un carruaje tirado por una mula desde el que se arroja confetis y en el que va una nasa tejida con tallo de centeno y zarzas, que servía para guardar pienso. Es el improvisado púlpito donde el Predicador leerá el discurso que servirá de razonamiento jurídico para dar buena cuenta de Markitos.

Acompañado por sorgiñas, porreros, el Viejo y la Vieja o los zanpantzarris, Markitos llegará al frontón donde el juez leerá su veredicto. El sermón del predicador es nuevo cada año y culpa a Markitos sobre los distintos males que ha sufrido el pueblo a lo largo del año. Muertes, la bajada del precio de la patata o el cereal, las riñas vecinales, entre otras, son algunas de las razones que llevan al personaje a la hoguera. Antiguamente se le pegaba un tiro y un cartucho de dinamita lo descuartizaba. En la actualidad lo rocían de gasolina y le prenden fuego mientras los porreros danzan y cantan a sus despojos en el frontón, cerca del a fuente de Celedón. Zalduondo reanudó sus carnavales en 1975, interrumpidos en 1934.

Además, en Vitoria... Pero no sólo de tradiciones vive el Carnaval. No en vano, en la capital alavesa ya está todo preparado para celebrar unos carnavales multitudinarios. Todo empezará a las 12.30 horas, con la llegada de los tradicionales pintores a la estación del tren. Desde allí, la fiesta se trasladará a la plaza del Arca, donde se presentarán las comparsas que desfilarán a las 19.00 horas y donde se disfrazará a El Caminante. Desde ahí, todo será fiesta y desenfreno, todo lo que las condiciones meteorológicas permitan, claro.