Vitoria. El común de los ciudadanos, y muy especialmente los alaveses, sigue la actualidad en torno a Garoña con interés y preocupación, pero nadie está tan atento a cualquier movimiento que se produce en torno a la central como los municipios que se encuentran en el entorno más inmediato. Hace ya muchos años que se debate sobre si Garoña cierra o no. Primero fueron las promesas del PSOE, incumplidas al principio, pero materializada en la segunda legislatura de Zapatero. Llegó entonces el PP, todo ese plan de desmantelamiento se metió en un cajón, y el Ejecutivo de Rajoy salió en defensa de las nucleares, y en concreto de Garoña, desde el primer día de mandato popular. Más tarde se conoció que sí, el PP apuesta por las nucleares, pero no gratis. Con la prórroga hasta 2019 a punto para ser tramitada, Nuclenor se entera de que deberá pagar cientos de millones de euros en impuestos y dice que cierra en 2013. Se van conociendo los términos concretos de esa carga impositiva y la empresa decide echar la persiana ya para ahorrarse las nuevas tasas.

Parece que no hay marcha atrás, pero ahora aparece el ministro de Industria y dice que Nuclenor no puede parar el reactor cuando le viene en gana.

Con estos precedentes, no es de extrañar que en los municipios más cercanos a la central sean extremadamente escépticos con respecto al cierre. Francisco Javier Uriarte, alcalde de Lantarón, es claro al respecto. "Cada día se escucha una cosa y hasta que no sea definitivo no nos lo creeremos; parece que se cierra, pero ves un informativo o la prensa y cambian otra vez de idea", señala Uriarte, que ayer mismo tenía una reunión con los miembros de la AMAC, la asociación de municipios en áreas con centrales nucleares. "Ahora hay que ver si les obligan a recargar y cerrar en julio, no sé si lo podrán hacer", explica.

Por otro lado, Uriarte lamenta que en el seno de la AMAC sus opiniones no sean demasiado tenidas en cuenta. Primero, porque los ayuntamientos alaveses, partidarios del cierre, son sólo dos, y segundo, porque los grandes perjudicados por la clausura son grandes núcleos como Miranda de Ebro o Medina de Pomar, donde hay empresas auxiliares que trabajan para la central y con más capacidad de influencia que pequeños municipios como Lantarón o Valdegovía.

el plan de zapatero Pedro Montoya es el alcalde de Ribera Baja, un municipio que no forma parte de la AMAC pero que está en el radio de 30 kilómetros de la central, y por lo tanto beneficiario potencial de las inversiones fijadas por el plan elaborado por Zapatero cuando se inició el camino haca el cierre. Montoya lamenta que Ribera Baja no haya visto un solo euro de esas cantidades. "No hemos tenido ningún beneficio como han tenido otros ayuntamientos, a los de Álava nos dejaron al margen del programa de inversiones, porque sí hubo partidas para ayuntamientos de Castilla y León", critica.