La revolución en el estudio del euskera antiguo y de la Historia del Cristianismo que auguraba el imponente hallazgo anunciado por el arqueólogo Eliseo Gil quedó absolutamente desacreditada por los expertos nombrados por la Diputación, y por ello SOS Iruña-Veleia decidió ir a los tribunales y exigir un estudio más profundo de los hallazgos. El recorrido judicial ha sido extraordinariamente lento. En principio el juez solicitó un análisis de las piezas, con el fin de datar la antigüedad de las inscripciones, al equipo de Arqueología de la Guardia Civil. Año y medio después este cuerpo se declaraba incompetente para realizar las pruebas, y las ostracas pasaban a manos de la Ertzaintza. Tras seis meses, la Policía autonómica declaraba que carecía de los medios para realizar el estudio. Ahora las piezas están en manos de un laboratorio de Madrid que, según los organizadores del congreso, tampoco podrá verificar la autenticidad o falsedad de las piezas. Según SOS Iruña-Veleia, existen laboratorios que, por un coste económico asumible, pueden realizar estas arqueometrías con solvencia, y reclaman al Juzgado que envíe las piezas a estos lugares.
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