madrid. Se anunciaba en las redes sociales como un fiestón en la noche de Halloween, y muchos de los asistentes, los mismos que ayer se enteraron por Twitter o Facebook de la muerte de tres jóvenes en una avalancha, la calificaban en el mismo momento de la tragedia de "epiquísima", "increíble" o "inolvidable".
La Thriller Music Park, que prometía una "Feliz noche de Halloween para todos" en su cuenta de Twitter, concluyó con tres víctimas mortales y dos heridas en estado crítico. Por 25 euros, la fiesta contaba además con el atractivo de la actuación del estadounidense Steve Aoki, un discjockey de música house que anoche actuó en Bilbao.
"Queda una semana exacta para Steve Aoki. Dormiré hasta entonces", escribía en Twitter una joven hace apenas unos días.
Tal y como se esperaba, miles de jóvenes acudieron al Madrid Arena, un recinto propiedad del Ayuntamiento de la capital, con un aforo permitido de 10.600 personas. Sin embargo, algunos asistentes denuncian que la cifra se superó con creces. "Hubo más de 22.000 personas y el aforo era de 10.500... Que vergüenza!", señala un tuitero, que adjunta en su mensaje una fotografía en la que se puede ver a una multitud junto al escenario. En otro tuit un asistente afirma que el aforo "era superado exactamente por 7.400 personas".
Como si de dos fiestas distintas se tratara, alrededor de las cuatro de la madrugada, momento en el que se sucedieron los acontecimientos, los mensajes de los tuiteros describen dos realidades diferentes. "Petadísimo. Gozándolo y saltando como un loco"," ambientazo en el Madrid arena! Increíble steve aoki", "que fiestón en el Madrid Arena...sí, os lo habéis perdido", se puede leer publicado en la red social.
Por contra, los más cercanos a la tragedia relataban cómo vieron gente sangrando, mareada en el suelo o recibiendo pisotones. "Vi masas de gente, unos tumbados encima de otros gritando socorro", explica uno de los mensajes.
Al margen de la actividad de las redes sociales, dos jóvenes que asistieron a la fiesta aseguraron que vivieron momentos de pánico y que trataron de ayudar a los atrapados, uno de los cuales, agarrado a ellos, les gritaba: "no me sueltes que me estoy muriendo". También denunciaron que los servicios de seguridad del recinto impedían que pudieran socorrer a las personas atrapadas.