La sequía no sólo deja lastres en la producción de uva, afectando la vendimia hasta dejar ésta en una de las de menor volumen de su historia, con 350 millones de kilos. El emergente aceite de oliva virgen de Rioja Alavesa también ha sufrido los avatares de la climatología, especialmente dura durante el pasado verano. En concreto, desde la asociación Adora, su técnico Alberto Alecha estima que la producción de olivas será entre un 30% y un 40% inferior a la del pasado ejercicio. Al respecto, el citado explica que "la sequía se ha cebado con aquellos olivos que no tenían regadío o posibilidades de ser regados. Por eso habrá algunas zonas de Oion, Lapuebla de Labarca o Iekora que presenten un mejor aspecto, pero en el resto, la sequía del año pasado, sumada a la de éste, han provocado un mal cuajado de las flores y la caída de los frutos sin madurar, especialmente en Moreda de Álava".
Según los informes que barajan los productores, desde el mes de junio las condiciones climatológicas han sido malas para el desarrollo del olivo. En el periodo de cuajado, a finales de la primavera se registraron temperaturas bajas acompañadas por vientos fuertes. Al mes siguiente, las temperaturas fueron suaves -no se superaron los 30 grados-, algo que fue positivo para el desarrollo de la aceituna. No obstante, la ola de calor en agosto, fue tan dura que llegó a ocasionar estrés térmico e hídrico en los frutos y destruyó parte de las olivas. A pesar de que el otoño ha comenzado con lluvias suaves en la zona, ya es tarde para recuperar todo lo perdido. Ahora sólo se está ya a la espera para comenzar a varear los árboles. De hecho en La Rioja el olivo amparado por su sello ya ha comenzado a recogerse.
Desde tiempo inmemorial se ha producido aceite en Rioja Alavesa, aunque básicamente para el consumo familiar, ya que la producción de uvas para vino ha sido siempre más rentable, excepto en los últimos años. Precisamente esa crisis en los precios de las uvas llevó a un grupo de personas a mirar hacia la producción de aceite de oliva virgen, inicialmente como un complemento para las rentas agrarias y posteriormente como un aceite de calidad reconocida con su propio Label.
Para lograrlo, el primer plan sectorial de Rioja Alavesa planteó, en el año 2000, la posibilidad de recuperar el olivo para complementar al viñedo. De esta forma se estudiaron las técnicas de cultivo existentes, los medios de transformación y la estructura del sector y se realizó una prospección entre los olivos para conocer las variedades en la zona. Así se llegó a la conclusión que la variedad Arróniz era la mayoritaria.
Llegados a ese punto, los agentes de desarrollo rural de la comarca, agricultores, bodegas y técnicos, pero de forma especial y entusiasta, los responsables de los trujales de Moreda y de Oion y el respaldo y asesoramiento de Fernando Martínez Bujanda, técnico de la Diputación Foral, decidieron dar el paso hacia delante creando la Asociación Santa Eulalia para la Defensa, el Fomento y la Promoción del Olivar en Rioja Alavesa en diciembre de 2002 con varios objetivos: el establecimiento de las técnicas más apropiadas para un cultivo del olivo responsable con el medio ambiente, el aumento de la superficie ocupada por estos árboles, la investigación en el tema varietal y de calidad de aceite y la formación de una estructura capaz de gestionar desde el cultivo hasta la comercialización, pasando por la extracción del aceite. Desde entonces tanto Adora, que fue el nombre con el que se rebautizó a la asociación, como el potente programa Oleum, impulsado por la Diputación, han promovido la plantación de más de 100 hectáreas, ha realizado varios cursos para mejorar la formación de los agricultores en las nuevas técnicas de cultivo, ha impulsado a varios viticultores a dedicar una parte de sus superficies al olivo y a la producción de aceite y ha conseguido elaborar de forma continua desde 2005 un aceite de oliva virgen extra de una calidad excepcional.
Moreda, junto a Oion, han sido los espacios donde se ha venido molturando las olivas de la zona, aunque en casi todos los pueblos hubo trujales. Algunos de ellos, como el de Barriobusto o el de Iekora son en la actualidad espacios recuperados con fines turísticos o de investigación sobre el olivo en esta comarca alavesa. Pero especial relevancia ha tenido el proyecto Oleum, que aunaba la labor de plantación de nuevos árboles y la extracción de aceite con el trabajo ocupacional a través de la empresa Indesa. O la recuperación de olivos centenarios, precisamente en el término de Moreda, a través del trabajo de personas que cumplían condenas penitenciarias. Con todo, en la actualidad, de las apenas cien hectáreas que había cuando comenzó el impulso, se ha pasado a las 300, que en el último año produjeron 400.000 kilos de aceitunas con las que se elaboraron 80.000 litros de aceite de oliva virgen extra, que ya se están vendiendo, desde esta semana, con el Label de calidad de Euskadi.
Este año, sin embargo, la cosas serán más duras. Las previsiones hablan de una producción de 160-200 mil kilos de aceitunas, con los que sólo se podrán obtener entre 32.000 y 40.000 litros de aceite. Y no todo él está amparado, ya que el Consejo del Label está en crecimiento. Para el diputado foral de Agricultura, Borja Monje, la situación de este año está muy clara "a un año de sequía (como el del año pasado) le sigue otro con poca producción". Por esa razón desde su Departamento se ha impulsado una mesa de trabajo, que ya ha celebrado dos reuniones, en la que participan los Trujales de Moreda, Oion y Lanciego, el proyecto Oleum, los socios de Adora, representantes de productores no asociados a Adora, Kalitatea y UAGA para tratar de elaborar un plan estratégico para el olivar, con una duración de cuatro años para no depender de las condiciones meteorológicas. La iniciativa está en fase muy avanzada. De hecho, se le ha encargado la dinamización de los encuentros y estudios a una empresa especializada. En cuanto a la situación de este año, los olivareros no quedarán desamparados. El Departamento que dirige Monje ha confirmado que habrá ayudas de las partidas de plan de cultivos leñosos. Además se percibirán las subvenciones de la PAC (Política Agraria Común). También se está negociando para que esas ayudas comunitarias estén desacopladas en el futuro, es decir que no dependan de la producciones, sino de las superficies.