DONOSTIA. Según la sentencia del caso, a la que hoy ha tenido acceso EFE, los hechos ocurrieron sobre las 21:30 horas del 12 de mayo de 2011, cuando los internos se encontraban en su celda y el acusado comenzó a buscar un trozo de hachís sobre el que preguntó a la víctima, quien dijo no saber nada al respecto.
El documento aclara que, "ante tal negativa" y "ofuscado en su búsqueda", el imputado abofeteó al perjudicado, lo ató a la cama con un cinturón y le propinó "diversos golpes", tras lo que le introdujo una manzana en la boca, lo amordazó con un trapo y le quemó con un mechero por todo el cuerpo.
Posteriormente, el procesado desató a su víctima, lo condujo a la ducha donde le obligó a tomar baños de agua fría e "hirviendo", tras lo que le vertió una botella de lejía encima y le obligó a ingerir el contenido de dos tubos de pasta de dientes.
A continuación, el encausado se acostó y se durmió, mientras su víctima no reaccionó "ante el temor de sufrir males mayores por parte del imputado, en ese u en otro momento".
A consecuencia de estos hechos, el perjudicado sufrió diferentes lesiones como un hematoma en el ojo derecho, otro en el costado derecho y en ambos hombros, así como quemaduras realizadas con la parte metálica de un mechero.
La víctima requirió tratamiento médico y tardó 36 días en recuperarse, 21 de los cuales estuvo impedido para sus ocupaciones habituales. Como secuelas, le han quedado cicatrices en la zona cervicodorsal, en el hombro derecho, en el brazo, el antebrazo y en el hemitórax.
Durante el juicio por estos hechos, el encausado se mostró conforme con la pena que solicitó el fiscal, por lo que ahora ha sido condenado a dos años de cárcel por un delito de lesiones en su modalidad agravada, y un año más por un delito contra la integridad moral. Asimismo, el procesado deberá indemnizar a su víctima con 4.080 euros por los daños causados.