Vitoria. El Gobierno Vasco ha declarado Bien Cultural con la categoría de Monumento la iglesia de San Juan Bautista de Ziriano, un templo que literalmente se caía a a pedazos y que tras la movilización vecinal pasa del anonimato y el olvido a formar parte del Inventario General de Patrimonio Cultural Vasco.
El Boletín Oficial del Territorio Histórico de Álava (BOTHA) anunciaba ayer la inclusión del templo por parte del Departamento de Cultura del Ejecutivo autónomo en el citado catálogo, una vez finalizado el plazo de alegaciones y el trámite de información pública. Tan sólo se presentó una alegación, la del propietario de dos fincas aledañas que pedía reducir la distancia de seguridad de un perímetro de treinta metros a otro de diez, una petición que ha sido desestimada.
La declaración de Monumento viene a cerrar un proceso que arrancó con la protesta de los vecinos de la zona por el estado del templo y continuó con los trabajos de restauración ordenados por la Diputación Foral de Álava en la anterior legislatura.
Se había salvado de la ruina un edificio cuyo valor arquitectónico no es mayor que el otras muchas iglesias similares del territorio histórico, pero que alberga en su bóveda un rico ejemplo de lo que se vino a llamar la pinceladura, una técnica de pintura al temple propia del siglo XVI muy popular en Álava en aquellos tiempos.
Se trata de finas policromías, sobre todo las del primer tramo (cabecera), que decoran la plementería entre los nervios de los terceletes de las bóvedas. En este primer tramo aparecen diversos motivos platerescos: niños desnudos saliendo de jarrones, guirnaldas y tallos curvos, además de motivos geométricos; y en los extremos la representación de los cuatro doctores de la iglesia. En las claves figura en la central San Juan Evangelista y en las demás flores y estrellas.
El tramo central presenta decoración de similar estilo, con figuras femeninas y hombres alados, aves y cabezas de animales fantásticos, mientras que en la clave central se representa el Padre Eterno y el resto de las claves se decora de forma análoga a las del primer tramo.
El tramo de los pies que cubre la parte del coro se decora con policromías de inferior calidad que se han datado en el siglo XVII y presenta motivos geométricos con recuadros a modo de casetones; y en este caso, en los extremos figuran las pinturas de cuatro apóstoles en marcos avolutados. En la clave central de la bóveda se representa un cáliz enmarcado en inscripción en latín. Las claves de las bóvedas del crucero se decoran con diversos motivos como rosetas, escudos, motivos simbólicos e instrumentos de la pasión, y las de la sacristía con flores y rosetas.
Dentro del conjunto de bienes muebles vinculados a la iglesia destaca, además, el retablo mayor de San Juan Evangelista datado en la segunda mitad del siglo XVII. Se trata de una pieza que ocupa toda la cabecera de la iglesia en madera policromada y dorada.