Vitoria. Dos viveristas de manzanos autorizados por el Eusko Label y un elaborador de sidra son, de momento, los representantes de la remontada que se quiere dar a la sidra de Álava, desaparecida hace años a causa del auge del txakoli y de los vinos de Rioja Alavesa, productos mucho más rentables para los productores. Al menos hasta ahora.

Clemente Aldaiturriaga Zorrozua, de Amurrio, y Félix Mitxelena Eriz, de Zalduendo, están amparados por el sello de calidad vasco para la producción de manzanos, mientras que Juan José Peciña, de Aramaio, está inscrito como productor de manzanas y como elaborador-embotellador de sidra. El único en el territorio histórico, de momento.

El actual diputado de Agricultura, Borja Monje, está llevando a cabo distintos encuentros con posibles interesados en dedicarse a la producciónde manzanas para sidra en Álava. No obstante, los primeros impulsos llegaron de la mano del anterior Ejecutivo foral, con la diputada Estefanía Beltrán de Heredia, y de algunos productores de manzanas de la comarca de Valdegovía, del alcalde de Valle de Arana, en Montaña Alavesa, y de la Asociación alavesa de agricultura ecológica Bionekazaritza. Ahora, sin embargo, es cuando se han comenzado a materializarse apoyos concretos, según confirma el propio Monje al ser interpelado por este diario. En el nuevo Plan de Ayudas habrá partidas a disposición de quienes quieran comprar planta, realizar sus cultivos en espaldera o emparrados o precisen algún tipo de mecanización en sus cultivos.

En concreto se está colaborando especialmente con la Asociación de Desarrollo Rural de Añana, que ha comenzado este año un proyecto a cinco años vista. La primera fase pasará por contar con una superficie de plantación de variedades de manzanas de 20 hectáreas, de las que ocho se plantarán este mismo otoño. La segunda pasará por buscar la forma jurídica para no sólo producir las manzanas, sino también para transformarlas en sidra y comercializarla. Para ello, Monje ha ofrecido terrenos en la zona a través de Aldalur Araba que, en principio, se cederían a los fruticultores como una forma de apoyo para reducir gastos.

Pero antes de llegar a esta fase, el primer paso fue la celebración de unas jornadas en Elburgo, en septiembre de 2009. De allí surgieron dos iniciativas, de las que se ha hecho un amplio seguimiento por parte de Neiker-Tecnalia y de la propia Diputación. Cuatro ensayos de cultivo de pomarales -dos en Valdegovía y dos en el Valle de Arana-. Concretamente, los estudios se realizan en Basabe (plantación en abril de 2011, 600 árboles), Angosto (plantación en febrero de 2010), Ullibarri Arana y San Vicente (plantaciónes en marzo de 2008).

Los especialistas de Neiker-Tecnalia han calculado que el coste de la implantación de 600 árboles en una hectárea ronda los 13.600 euros, incluído el coste de la mano de obra y riego. Las labores y gastos hasta la entrada en producción suponen aproximadamente 2.200 euros por hectárea y año. Una vez que los manzanos se encuentren en plena producción, el coste de las labores y gastos por insumos sería igualmente de 2.200 euros por hectárea y año.

En el otro lado de la balanza se tiene en cuenta que el precio de venta de la manzana, en los últimos cuatro años, ha sido de 240 euros por tonelada para la categoría baja, y de 260 euros para la categoría alta, lo que supone una media de 240 euros. Los expertos calculan que la producción esperada en alta montaña para una hectárea con 600 árboles podría alcanzar las 20 toneladas. Por tanto, la facturación por hectárea podría rondar los 4.800 euros. Con ello, la inversión destinada a la plantación de 600 árboles podría amortizarse en un plazo de ocho años, a partir de los cuales comenzarían los beneficios.

En Montaña Alavesa quien está detrás de las iniciativas es el alcalde de Valle de Arana, Pedro San Vicente, que ya en 2008 logró que se plantara un campo experimental de manzanos. También ofreció el año pasado la posibilidad de plantación a personas interesadas en la zona en tener estos frutales. Los pasos, en este caso, han llegado incluso a la celebración de una fiesta de la sidra, en mayo de este año, en colaboración con Slow Food-Araba para motivar a la gente a dedicarse a la producción de estos frutos.