Miles de personas tomarán el martes 9 octubre las calles de Agurain en el día más especial y populoso del año, el Martes de Feria, que este año cumple su 617 edición. Los aromas a talo, queso y otras delicias gastronómicas artesanales abrirán el apetito de todos los congregados en la calle Mayor. Muy cerca, en la plaza de Santa María, se celebrará el concurso de queso Idiazabal, mientras que el barrio de San Jorge acogerá la exposición de ganado vacuno, ovino y el concurso equino. Tres espacios para una feria singular.

Y Agurain es una de ellas. Desde la fundación de la Villa de Salvatierra, los sucesivos reyes apoyaron el desarrollo de actividades económicas y comerciales. Con el fin de impulsar las actividades comerciales con las zonas rurales cercanas y bajo el gobierno de la Casa de Ayala, representada en ese momento por Pedro López de Ayala, la Villa recibió del rey de Castilla Enrique III el Privilegio de Feria en 1395. La concesión del privilegio fue motivado al convertirse la villa en el centro de atracción rural para todos los pueblos colindantes, y por el interés económico de los dueños de los grandes dominios señoriales.

El 20 de enero de 1395 el rey autorizó a la villa de Salvatierra la celebración de una Feria anual en el mes de octubre, con una duración de seis días. Posteriormente, en 1397, se trasladó la Feria al primer domingo de septiembre, debido a la celebración también en el mes de octubre de Ferias en Navarra. Finalmente Enrique III, en 1398, redacta una carta de privilegio confirmando la de 1395 y en la que aparece también la de 1397. Los productos que se vendían en la Feria eran principalmente los excedentes agrícolas, ganaderos y productos artesanales. La Feria se siguió celebrando hasta el comienzo de la primera sublevación carlista en 1833.

En 1853 se reanuda la celebración de la Feria, volviendo a la primera semana de octubre. En los años 1874 y 1875 la Feria se suspendió debido a la Segunda Guerra Carlista. En 1885 se trasladó a los días 3 a 6 de noviembre a causa de una epidemia de cólera. En el año 1911 la Feria no se celebra a causa de la glosopeda que afectó a todos los animales. En 1918 no se celebró debido a una epidemia gripal que azotó toda Europa. En 1936 las autoridades franquistas prohibieron las ferias en Álava.

El año 1912, debido al aumento de cabezas de ganado en la Feria, se inauguró una plaza de ganado ubicada desde la plaza de Santa María hasta la cuesta de la Madura. El ganado que se traía era mular, caballar, lanar, vacuno y porcino. A lo largo del siglo XX, esta Feria adquirió renombre principalmente por el ganado mular y caballar, y se convirtió en una de las más importantes ferias de este ganado en el estado. Los compradores acudían a la Feria desde Asturias, Santander, Zamora, Burgos, Aragón y, sobre todo, Valencia. Actualmente, al haber desaparecido la utilización de los animales en actividades agrícolas, su presencia en la Feria es mucho menor. Este hecho ha provocado que la Feria sólo se celebre los martes. Además, en los últimos años se ha perdido en parte su función de compraventa, y ha adquirido un carácter de exhibición.

A partir de 1882 el Ayuntamiento establece un concurso de ganado. En 1913 se inició el concurso de semillas. De esta manera, dicho concurso junto al de ganado, serviría para realzar la Feria en su conjunto. Desde el año 1970 se lleva a cabo la exposición y venta de maquinaria agrícola y vehículos a motor. Con esta celebración se pretende mantener la finalidad con la que surgió la feria. Ésta no era otra que activar el comercio con la zona rural cercana y las comarcas vecinas. Con el paso de los años ha derivado en algo que trasciende lo meramente local para convertirse en un buen escaparate del agro alavés.

En la actualidad, el martes de Feria es el día preferido de las fiestas para muchos aguraindarras y, desde luego, para los visitantes. Puede sorprender que esta predilección sea mayoritaria entre los jóvenes, sin embargo, una de las particularidades del carácter aguraindarra reside en saber hacer una síntesis armoniosa entre lo antiguo y lo nuevo. Los aguraindarras han sabido siempre adentrarse en la modernidad sin renunciar a las tradiciones, adaptándolas a los nuevos tiempos sin perder su esencia.

Si por algo destaca la feria de Agurain, además del buen ambiente que reina durante la jornada, es porque se celebra en día laborable. Aldeanos llegados de los pueblos de alrededor exponen sus mejores reses en un escenario que ha pasado de ser centro de venta a ser un mero escaparate del mejor ovino, bovino y vacuno alavés.

Atrás ha quedado el apretón de manos para cerrar el trato y los grandes fajos de billetes atados con una goma. Ahora, la labor de los ganaderos, que acuden encantados, se limita a enseñar su mercancía, exponer sus mejores ejemplares y apalabrar próximos encuentros donde vendedor y comprador negociarán la compra del ganado en la más estricta intimidad, sin la presencia de un intermediario como se hacía antiguamente en la propia feria.

Además de la ganadería, gastronomía y artesanía que se ubicara intramuros, la calle Fueros acogerá cerca de un centenar de stands en el que tendrá cabida todo tipo de puestos de ropa, ferretería, o menaje llegados de todos los rincones del mundo. La música, tanto de los bertsolaris como de los trikitilaris de la escuela de música local, animará más si cabe el ambiente de un día festivo que concluirá con el tradicional partido de pelota de profesional de primera que enfrentará a Olaizola-Apraiz contra Bengoetxea VI - Begino en el polideportivo del complejo Lezao.

Un año más quedará patente que en Agurain han sabido siempre adentrarse en la modernidad sin renunciar a las tradiciones, adaptándolas a los nuevos tiempos sin perder su singularidad.