valladolid. El consejero de Economía y Empleo de la Junta de Castilla y León, Tomás Villanueva, reconoció ayer que Garoña está en estos momentos más cerca de no tener actividad que de tenerla y, tras confesarse "muy preocupado" por el futuro laboral y económico de esta zona, recordó que en la vida "no hay nada que no tenga solución, menos la muerte".

De este modo se pronunció tras la reunión mantenida ayer con los ejecutivos de Nuclenor con el director de la Central Nuclear, José Ramón Torralbo, a la cabeza, un encuentro que se prolongó durante cerca de una hora y en el que los responsables del reactor burgalés le trasladaron su voluntad de reconducir la situación, una vez que la pasada semana la empresa decidiese no solicitar la prórroga de la vida útil de la planta hasta el año 2016.

Estas son las dos principales conclusiones de esta reunión solicitada la pasada semana por la Junta, que aprovechó el encuentro para trasladar su "sorpresa sincera" y su "decepción" ante la decisión final de Nuclenor de no solicitar la prórroga ya que, según defendió, la empresa había trasladado siempre al Gobierno autonómico su "voluntad" e "interés" por hacer efectiva esa posibilidad de continuidad, máxime cuando el cambio en la regulación de la energía "se sabía desde hace mucho tiempo".

A su juicio y así se lo trasladó a los directivos de Nuclenor, la empresa debería haber solicitado en tiempo esa prórroga de la vida útil de Garoña, como establecía el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), ya que dispondría de "otros mecanismos" después para desistir de esa posibilidad que obliga a los propietarios a realizar inversiones por 120 millones, muy lejos del lucro cesante que en su día reclamó la propia compañía por el cese de la actividad.

Tras expresar su "respeto" por la "decisión incomprensible" adoptada finalmente por Nuclenor, Villanueva aseguró no entender los motivos de la empresa para no pedir en tiempo esa prórroga al apelar a una "supuesta incertidumbre".