Al menos una persona murió a causa del seísmo de 7,6 grados de magnitud en la escala de Richter que sacudió ayer el sureste de Filipinas y que llevó al Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico a declarar un aviso de ola gigante. La víctima mortal fue una mujer de 54 años que quedó atrapada entre los escombros al derrumbarse su casa, en la ciudad de Cagayan de Oro, en la isla de Mindanao, y de entre los que los voluntarios extrajeron también a un niño de 5 años, que resultó herido.