Bilbao. EL caso de los niños de Córdoba ha dado un vuelco dramático, dejando muy mal parada a la Policía Científica y cuestionando sus trabajos periciales de restos óseos. Un patinazo policial que encadena una larga lista de errores y negligencias, que tienen en el caso de Marta del Castillo su exponente más reciente. El escándalo suscitado provoca que se hable también de modificar las líneas de investigación de las desaparición de los niños Sara Morales y Yéremi Vargas. Porque no ha sido la de Córdoba, ni mucho menos, la única investigación policial que se ha revelado un fiasco. Veinte años después, todavía se recuerda el crimen de las niñas de Alcàsser donde se obviaron pistas cruciales, se practicaron mal las autopsias y se dejó escapar al principal sospechoso, Antonio Anglés. El caso Wanninkhof es otro de los más graves errores judiciales y de investigación de las últimas décadas en España.

Ante este suma y sigue de equivocaciones, el Sindicato Unificado de Policía ha pedido revisar las prácticas judiciales para evitar errores como el sucedido en el caso Bretón. Por su parte, el propio padre de Marta del Castillo, Antonio, dice que "con el caso de Ruth y José se ponen en entredicho otras investigaciones".

el caso marta del castillo

Sin rastro del cadáver

La búsqueda infructuosa del cadáver de Marta del Castillo eleva este asesinato a los primeros puestos del ranking de los desaciertos policiales. Para algunos investigadores, no es asumible que unos delincuentes de medio pelo toreen a la policía durante varios años y a una judicatura que acaba dictando una sentencia floja. De hecho, el exnovio, Miguel Carcaño, recibió una condena exigua -20 años- por reconocer la muerte de Marta, y El Cuco, que cuando fue detenido confesó en un coche policial su participación en el crimen, fue absuelto de la violación y muerte de la joven sevillana.

A eso hay que añadir peinados exhaustivos de vertederos o el dragado costosísimo del Guadalquivir. Todo ello sin resultados ni pruebas concluyentes, y sobre todo sin cadáver, por lo que se ignora qué le sucedió a la joven. De hecho, no se pudo demostrar si existió violación ya que los restos biológicos que aparecieron bajo la mesa del ordenador, no fueron considerados. Además se limpió con lejía el lugar de los hechos; lo hizo Carcaño ya que la policía tardó muchísimo en llegar al piso de León XIII.

Los padres se quejan de que la sentencia no le haya dado "ningún tipo de importancia a determinadas pruebas, como el cable alargadera, la navaja o el tensiómetro", y se detallen cuestiones acerca del cenicero que supuestamente provocó la muerte de Marta, "cuando es una pieza clave que nunca ha aparecido".

el crimen de Alcàsser

Sucesión de equívocos

Han pasado casi veinte años desde aquel 13 de noviembre de 1992 en el que tres quinceañeras desaparecieron del pueblo valenciano de Alcàsser mientras se dirigían a una discoteca en la vecina población de Picassent. Las niñas Miriam García, de 14 años, Antonia Gómez, de 15, y Desirée Hernández, de 14, fueron secuestradas, violadas, torturadas y finalmente asesinadas. La búsqueda de las niñas, que se prolongó durante más de dos meses, tuvo una fuerte repercusión. El 27 de enero de 1993 dos apicultores encontraron los cadáveres en una fosa. Este hallazgo y el conocimiento posterior de las vejaciones a las que habían sido sometidas provocaron una profunda conmoción en la sociedad española.

Sin embargo, el suceso se enmarcó en una sucesión de equívocos y desaciertos por parte de la Guardia Civil, deslices del juez que levantó los cadáver y meteduras de pata de los forenses, que culminó con la fuga del principal sospechoso, Antonio Anglés. La labor policial estuvo plagada de errores de principio a fin y las segundas autopsias, practicadas por el prestigioso forense doctor Frontela a petición de las familias, se hicieron sin la totalidad de los cuerpos.

Fernando García, padre de Miriam, denunció que "la investigación se había hecho mal adrede". También dijo que el juicio era "un circo basado en un sumario plagado de errores", y acusó a los forenses de haber "hecho cosas delictivas". La chapuza policial, perdiendo pruebas, adquirió rango de patochada cuando se intentó detener a Antonio Anglés, un delincuente peligroso que apalizaba a su madre y había secuestrado a su novia. Anglés, que estaba supuestamente en busca y captura, se hallaba, sin embargo, en su propia casa y, limpiamente se fugó ante las narices de la Guardia Civil, saltando por una ventana.

asesinato de rocío wanninkhof

Culpable por accidente

El caso de Rocío Wanninkhof es un claro ejemplo de error policial y jurídico que sucedió cuando, en un ambiente de histeria general y en un juicio plagado de irregularidades, Dolores Vázquez fue declarada culpable por un jurado popular de la muerte de la joven que había sido asesinada en octubre de 1999 cerca de Mijas (Málaga) .

Una colilla que un agente policial recogió muy cerca de donde fue hallado el cuerpo sin vida de Rocío tendría una importancia vital en el esclarecimiento de este asesinato. Ya que unos años más tarde se descubrió que aquella insignificante colilla presentaba unos restos orgánicos -saliva-, cuyo ADN coincidía con el hallado en la piel de Sonia Carabantes, asesinada en 2003 en Coín.