araia. Un particular duelo de hachas se disputará hoy en Araia. La plaza de la localidad acogerá por la mañana un desafío entre los aizkolaris locales Eloy Corchero, de 18 años, y Arkaitz Jauregi, de 28. Con el fin de compensar la diferencia de edad, los organizadores de la particular prueba han preparado un total de 18 troncos para los aizkolaris.
Jauregi tratará de cortar diez de ellos en el menor tiempo posible, mientras que Corchero hará lo propio con otros ocho.
La apuesta rememora a la llevada a cabo en el siglo XIX en la misma localidad y recogida por Antonio Inchausti en la revista Euskal-Erria. "En uno de los montes próximo a la fábrica de hierros de Araya, tenía su dueño León Urigoitia contratadas dos cuadrillas de carboneros, a los cuales había dado cierta cantidad de árboles para que le elaborasen, con destino a su industria, una considerable cantidad del referido combustible", narraba el cronista en la época.
Una de esta cuadrillas era de Amurrio y pueblos cercanos, y la otra de Albeniz y otros pueblos de Álava. Ambos grupos empezaron a discutir una noche en el monte, después de cenar, sobre quién cortaba antes y mejor los robles y las hayas destinadas al carbonero. En la discusión salieron a relucir las condiciones de sus hachas. Opinaban los de Amurrio que las suyas, de boca redonda, eran mejores y que hendían con más presteza que las de los contrarios, que eran cuadradas. Tras la intervención de los capataces se fijó el desafío para conocer quién cortaba con más ligereza un tuero de haya.
El cronista de la época definió a los duelistas como "jóvenes y de musculatura hercúlea", señalando que "ambos habían llevado a sus prometidas con objeto de que presenciasen la lucha, pues ninguno de ellos creía ser vencido y esperaban que con el triunfo en perspectiva aumentaría el amor de su dulce tormento".
Una vez convencidos de que no había diferencia alguna, subieron sobre ellos, previa revisión de las hachas y a la señal comenzaron a cortarlos. Difícil era prever de quién sería el triunfo, pues si uno era fuerte y ágil el otro no le iba a la zaga. "A los golpes tan duros como repetidos saltaban las astillas con gran violencia, como si más que por los brazos del hombre fueran impulsada por una fuerza eléctrica", relataba Inchausti en su artículo. A medida que faltaba menos para concluir el corte, crecía el interés de la lucha.
"Por fin, después de titánicos esfuerzos, sonaron los dos últimos golpes simultáneamente, quedando divididos los dos trozos de madera a un mismo tiempo, sin poder determinar quién había concluido primero y quedando por lo tanto sin efecto las apuestas", escribía el cronista. Corchero y Jauregi emularán el particular duelo de hachas de los carboneros del siglo XIX, con la incógnita de saber quién de los dos contrincantes es el mejor.