Así lo ha determinado el estudio "Seaweed assemblage changes in Eastern Cantabrian Sea and their potential relationship to climate change", que ha realizado el equipo de Bentos Marino de la UPV/EHU.
La investigación se ha publicado en la revista Estuarine, Coastal and Shelf Science, una revista internacional multidisciplinar dedicada al estudio de los procesos físicos, químicos y distribución de especies en el ambiente marino costero, estuárico y de la plataforma continental.
"En el medio terrestre puede parecer un cambio insignificante, ya que las temperaturas pueden variar una decena de grados o más en un mismo día. En el mar, en cambio, las variaciones de temperatura son muchos más paulatinas. Por tanto, el aumento de temperatura de 1ÂC ocurrido en las tres últimas décadas es un cambio significativo que afecta sin duda a la vegetación", ha explicado José María Gorostiaga, profesor del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Facultad de Ciencia y Tecnología, y director del equipo de investigación.
La investigación revela que tanto en primavera como en verano se han reducido de forma significativa las precipitaciones en las últimas tres décadas.
"La reducción de las lluvias estivales, en combinación con una mayor estratificación del agua de mar, podrían estar dando lugar a un aumento de la transparencia del agua y de la incidencia del sol en el fondo marino, así como a una menor disponibilidad de nutrientes, lo cual afecta negativamente a la supervivencia de ciertas especies de algas", ha señalado Isabel Díez, también investigadora del departamento de Biología Vegetal y Ecología de la UPV/EHU y coautora del estudio.
CAMBIOS EN LA FLORA
El equipo ha podido cuantificar y medir los cambios sufridos por la flora mediante la comparación de los datos de un estudio pionero realizado por su director en 1991, con los datos recogidos entre 2008 y 2009, usando la misma metodología y las mismas localizaciones.
"Detectamos, por ejemplo, que las algas de copa, unas especies equivalentes a los árboles en la tierra, que forman praderas submarinas a lo largo de la costa vasca, estaban sufriendo un proceso de deforestación", ha apuntado Gorostiaga.
La investigación ha arrojado datos significativos, dejando en evidencia que efectivamente las transformaciones son parte de un fenómeno global. "Los mayores cambios vienen en la disminución de las ya mencionadas algas formadoras de copa, las especies que estructuran el espacio y el hábitat del fondo marino. Las laminarias, algas de aguas más frías con importante presencia en San Juan de Gaztelugatxe y Bakio a comienzos de los noventa, han desaparecido completamente. Las especies foráneas, en cambio, han aumentado", ha comentado Isabel Díez.
También se ha constatado el aumento en diversidad y riqueza de las algas simples y de pequeño tamaño de carácter estacional, que no forman parte de la flora de las costas vascas de manera permanente.
El equipo de Bentos Marino de la UPV/EHU ha sacado en conclusión que las algas son definitivamente organismos muy sensibles al cambio climático, pudiendo ser tenidas en cuenta como indicadores potenciales del mismo.
"Los cambios se deben a un cuadro complejo donde interactúan varios factores a la vez, por tanto es difícil predecir cómo evolucionarán estos fenómenos. Conoceremos detalles más concretos con nuevos estudios que estamos abordando ahora, tanto experimentales de campo como de laboratorio", ha concluido Isabel Díez.
Junto a José María Gorostiaga e Isabel Díez, han participado en el estudio Nahiara Muguerza, Alberto Santolaria y Unai Ganzedo, todos miembros del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la UPV/EHU.