director de iruña Veleia
vitoria. Habla de manipulación y de errores de bulto. ¿Esto es una chapuza?
En muchos aspectos, sí. Pero masiva, que es lo más inexplicable.
¿De cuántas piezas hablamos?
De centenares.
¿Se ha hecho todo lo posible por determinar la veracidad o falsedad de las ostracas?
Hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano. La mayor vergüenza que he pasado en mi vida fue cuando le llevé las piezas al mejor especialista en iconografía cristiana del mundo, el rector de la Universidad de Foggia... Me dijo que a ver qué era aquello y redactó un informe muy duro en el que decía que aquello era imposible.
¿No hace falta practicar nuevas pruebas científicas?
No. Ojalá existieran las pruebas que algunos demandan para poder datar los grafitos. Y es que, además, no las definen. Hablan de arqueometría, pero eso es como decir física, es un termino enormemente amplio.
El asunto se encuentra en medio de un proceso legal. ¿Cree que esta vía dará resultados?
Los juzgados es la primera vez que se enfrentan a una cosa como esta y, al no ser expertos, están un poco perdidos. Cuando acuden a un experto y le preguntan si es capaz de datar los grafitos, la respuesta siempre es que no. Entiendo que la vía judicial acabará diciendo que la Diputación actuó como tenía que actuar.
¿Dónde están ahora mismo las ostracas?
Imagino que estarán en el Bibat, en alguna de las cámaras acorazadas. Al menos mientras todo esto esté sub iudice.
Hace dos años, la Diputación le nombró director del yacimiento...
No, no es exactamente así. La Diputación se puso en contacto con la UPV y le pidió que realizara un convenio para la ejecución posterior a todo lo que había pasado. Desgraciadamente, el único especialista en arqueología romana que tiene la UPV soy yo.
Dice desgraciadamente. ¿Aquello fue un marrón?
Sí. Lo que pasa es que no se podía dejar morir Iruña Veleia. Si no se hacía nada, el desprestigio iría en aumento.
Le acusan de haber metido una excavadora y de haber destruido un sector completo del recinto.
No ha habido una excavadora sino dos. De dos modelos distintos. Y el informe está entregado en la Diputación. Lo que se ha hecho es lo que se hace en todos los yacimientos arqueológicos modernos. No podemos malgastar el dinero público en sacar a mano una extensión de 7.500 metros cuadrados, así que hemos introducido maquinaria para retirar la capa superior, correspondiente única y exclusivamente a la tierra de labor. La tierra que el arado ha estado moviendo durante siglos.
¿Qué se ha hecho con esa tierra?
La hemos procesado y hemos encontrado monedas de la Guerra Civil, monedas de la Guerra de la Independencia, trozos de bala, loza moderna, restos cerámicos antiguos pero sin valor interpretativo. Todo se ha recogido y la tierra, hasta el último gramo, se ha almacenado dentro del recinto del yacimiento.
Durante dos años, usted ha sido para muchos el malo de la película. ¿Comprende los motivos?
Supongo que al no poder luchar contra todos los elementos, hay quien se ha centrado en un sólo elemento.
Hubo acusaciones que le dolieron...
Hubo afirmaciones que me parecieron indignantes, como cuando se dijo que yo había manifestado descubrir la localización del Convento de San Juan de Jerusalén. En su día expliqué que databa del siglo XIV y que el último que había hablado del convento había sido Becerro de Bengoa a finales del XIX. No dije que lo hubiéramos descubierto.