El batacazo en las tasas de fecundidad (según datos recién publicados por el INE, en 2011 nacieron un 3,5% menos niños que en 2010) y el envejecimiento continuado de la población mantienen encendidas las alertas demográficas. Pero ni el país se vacía, ni se llena peligrosamente de canas. Porque frente a augurios que hablan de suicidio demográfico o de hundimiento catastrófico de la natalidad, algunos expertos se apresuran a derribar mitos y aclarar que el alarmismo en demografía es de lo más antiguo. "Es también una falacia que la actual tendencia de nacimientos haga peligrar las pensiones. La amenaza viene de los problemas financieros y económicos", señala Julio Pérez, investigador del CSIC.
"El envejecimiento de la población no debería verse como un problema porque lo importante no es el número de personas sino cuánto producen", subraya Susana Rabuñal, responsable de la Estadísticas de nacimientos, matrimonios y defunciones del Eustat.
Y aunque es cierto que los escenarios de población dibujados son bastante negativos, deben ser tomados con cautela. "Claro que vamos a perder población, no sólo Euskadi, ni en una ciudad en particular, sino en todo el mundo dentro de muy poco tiempo. El planeta ha crecido de un modo desmesurado en el siglo XX, ha pasado de 1.000 millones en 1900 a más de 6.000 millones cien años después. Eso se está atenuando. Hay países que ya han dejado de crecer o que pierden población muy deprisa. Por ejemplo, Rusia, donde además de perder esperanza de vida, emigra mucha gente. En Europa hace tiempo que perdemos población. España no hubiese pasado de los 40 millones si no hubiera sido por los inmigrantes", reconoce Julio Pérez Díaz. Por su parte, el catedrático de Sociología de la Población, Antonio Izquierdo, explica también que la cifra de 468.430 nacidos durante el año 2011 en España es similar a la del año 2005 (464.811) por lo que el valor no es alarmante.
Sin embargo, el reciente estudio sobre La familia en la comunidad autónoma del País Vasco, elaborado por el Ejecutivo de Gasteiz, ha vuelto a encender todas las luces rojas ya que advierte de que el 77% de la población vasca dice que no piensa tener descendencia, un porcentaje 21 puntos mayor que en 2001. Desde el Eustat, se considera que sólo es una declaración de intenciones. "Realmente con los últimos datos de nacimientos no se puede constatar la incidencia de la crisis porque los datos que manejamos son anteriores a 2010 y no corresponden a 2011, que ya es el ejercicio de crisis total", señala Rabuñal. En los datos que refleja el Eustat a nivel global de la CAV, la natalidad descendió en 2009 pero en 2010 se recuperó ligeramente llegando a 21.159 nacidos.
Susana Rabuñal pone de manifiesto que no hay que asustarse ante el nuevo panorama demográfico que se dibuja porque "es deseable que la población envejezca hasta las edades actuales". Asimismo señala que las migraciones tienen mucho que decir en materia de población. "Actualmente no hay fronteras y si se dan buenas condiciones de vida aquí va a venir gente y las mujeres vascas también se van a animar a tener más niños". No en vano, en 2010 un 70% de los nacimientos se debió a extranjeras.
en negativo
Despoblación
Los datos publicados este verano por el INE revelan que en veintiún provincias de la Península murió más gente de la que nació, y sin la aportación de bebés de los inmigrantes, serían unas cuarenta. El número de habitantes está menguando en un proceso que tiende a acelerarse, al tiempo que el país se encanece cada vez más. Un fenómeno que también ocurre en la CAV, sobre todo en Bizkaia, que es el territorio más viejo y el único donde hay crecimiento vegetativo negativo desde hace más de veinte años.
"Lo que explica que hayamos crecido tanto es el envejecimiento porque en las épocas de grandes crecimientos del siglo XX la fecundidad sólo bajaba", señala Pérez. "La reproducción no depende sólo de cuántos hijos se tiene, depende de eso y de cuánto viven. Hace sólo un siglo la esperanza de vida en España no pasaba de los 35 años y la fecundidad era de más de cinco hijos por mujer y el país no crecía nada", afirma.
"A veces hablamos de tener hijos como si fuera una entelequia. Tener hijos cuesta sacrificar muchas cosas en la vida, muchas horas de dedicación, mucho trabajo... No es gratis tener hijos", resalta el demógrafo del CSIC. "Yo creo que cualquier Administración que se plantee el tema demográfico como un problema se equivoca de objetivos porque el problema es el nivel de comodidades y de servicios del lugar en el que vive la gente", sentencia Pérez.
"Perderemos población pero no sólo en Euskadi, en todo el mundo porque hemos crecido de forma desmesurada"