MADRID. En el momento del arresto, Diego C.P., que empleaba un arma de fuego detonadora para amedrentar a los empleados de las entidades bancarias, portaba un revolver simulado y vestía una característica gorra de España que ha usado en todos los hechos para disimular su apariencia.
La investigación comenzó el pasado mes de mayo a raíz de un atraco en una sucursal de la madrileña localidad de Leganés. Un individuo de unos 60 años accedió a la entidad y, tras intimidar a los empleados con un arma de fuego, se apoderó de dinero en efectivo. Posteriormente, les encerró bajo llave en un cuarto para asegurarse la huída.
Tras varias gestiones, los agentes constataron que este individuo se encontraba detrás de tres atracos cometidos durante el último mes. De edad avanzada, pequeña estatura, complexión gruesa y pelo canoso, el detenido aprovechaba su apariencia de persona mayor para no levantar sospechas entre los empleados y así conseguir que le facilitaran el acceso al interior.
Tras obstaculizar la puerta de salida con un guante, y así evitar que se quedara bloqueada y poder huir con facilidad, amenazaba al empleado con un arma de fuego y le obligaba a introducir dinero en efectivo en una bolsa de plástico. Una vez con el botín en su poder, encerraba al trabajador en un cuarto bajo llave y abandonaba el lugar a pie.
Tras ser identificado, los agentes establecieron el correspondiente dispositivo operativo para lograr su detención. Finalmente Diego C.P. fue arrestado cuando salía de su domicilio y se dirigía a cometer un nuevo asalto. Entre sus ropas portaba el arma de fuego que utilizó en los anteriores atracos y vestía la característica gorra.
El arrestado, que ha obtenido un botín de más de 10.000 euros en los tres asaltos, ya ha sido puesto a disposición de la autoridad judicial, que ha decretado su ingreso en prisión. La investigación ha sido llevada a cabo por el grupo XII de la Brigada Provincial de Policía Judicial perteneciente a la Jefatura Superior de Policía de Madrid.