vitoria. El grupo de Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria ha presentado 22 enmiendas a la ordenanza de veladores confeccionada por el gobierno municipal. La coalición destaca la total falta de concreción y arbitrariedad de una herramienta que debería ser una garantía para los hosteleros, donde se recojan con claridad meridiana sus deberes y derechos.

En un comunicado, el concejal Antxon Belakortu pone como ejemplo varios artículos del documento en los que se habla de "marcar la estética de mesas y sillas", de que "posean las características adecuadas para su función", que sean "de material resistente, de buena calidad y de fácil limpieza", o que "tengan un diseño cromático unitario, con colores adecuados en consonancia a la realidad arquitectónica del entorno".

En este sentido, Belakortu se pregunta si alguien sabe a qué se refieren con todo esto: "¿Quieren decir que los bares del Casco Viejo tienen que poner sillas de piedra? ¿quién decide lo que es una mesa resistente?". En opinión del edil, la redacción de la ordenanza es un auténtico despropósito que no hace sino generar todavía más dudas a un gremio que bastante tiene con capear la crisis económica como para que se les maree con discrecionalidades absurdas.

PRIVATIZAR LA VÍA PÚBLICA Por otra parte, entre las enmiendas de la coalición se incluye la apuesta por no permitir veladores cerrados en todo el municipio, ya que además de que se privatiza la vía pública, para la coalición Bildu, todo el casco urbano es un espacio a proteger, y no sólo lugares singulares que ni tan siquiera están determinados.

Por último, la coalición ha pedido que en el centro histórico, los veladores puedan pegarse a la fachada para poder instalarlos en calles de menos de siete metros de anchura. De todas formas, "mientras estamos entretenidos en ordenanzas de veladores para incentivar la hostelería, el PP sube el IVA tres puntos y pone pantallas gigantes públicas para ver fútbol en una plaza -en referencia la instalada durante la Eurocopa-, y así es complicado fomentar el gasto", concluye Belakortu.