vitoria. Los médicos forenses no sólo deben certificar las muertes naturales o determinar posibles suicidios. En muchas ocasiones, tienen que establecer si el fallecimiento se ha producido de forma violenta. A lo largo del año pasado, se contabilizó un total de 57 de estas muertes violentas en Álava, 16 menos que en 2010, de las cuales 12 tuvieron como origen siniestros de tráfico, 20 obedecieron a accidentes casuales, 22 a suicidios, una se debió a un accidente laboral y las dos restantes fueron homicidios. Uno más que en el año precedente.
Arma blanca y contusiones De estas dos últimas, la primera fue causada por arma blanca y la segunda por contusiones. Gipuzkoa, por su parte, registró cuatro muertes homicidas -dos por arma de fuego y dos por contusiones-, mientras que Bizkaia contabilizó una decena completa -cinco por arma blanca, dos por contusiones y tres por otras causas-.
Dentro de Euskadi, las autopsias realizadas a partir de muertes violentas se incrementaron un 5,59% durante 2011, al pasar de 447 a 472. Las de naturaleza homicida aumentaron un 45,45% y las suicidas un 2,06%, mientras que las producidas por accidentes laborales cayeron un 35%, las relacionadas con siniestros de tráfico descendieron un 2,63% y las causadas por accidentes fortuitos se redujeron en un 7,76%.
El servicio de patología realiza todas las autopsias de muertes violentas o sospechosas de criminalidad y fallecimientos naturales, súbitos o no certificadas. Los expertos realizan un estudio sistemático y metódico del cadáver, incluido el ulterior estudio microscópico de los tejidos, y remiten muestras para que sean analizadas en sus laboratorios.