Desde las 9.30 horas de ayer que apareció el primer autocar, un goteo incesante de vehículos se hizo presente en Labastida, que había sido reordenada en su tráfico para dar cabida a las miles de personas que acudieron al encuentro de apoyo del euskera y de las ikastolas Araba Euskaraz.

Un impresionante despliegue de la Ertzaintza se dedicó a vigilar que el tráfico fuera fluido, para que los visitantes fueran llenando los espacios habilitados para ellos, tanto en el exterior como en el interior de la villa, como para que los vecinos no tuvieran inconveniente en circular como lo hacían habitualmente. Gracias, entre otros, a algunas bodegas como Marqués de Carrión, que prestaron sus aparcamientos, los grandes autocares encontraron acomodo para esperar la llegada de última hora de la tarde para volver a sus puntos de origen.

Ese acomodo de los vehículos propició una de las imágenes de la jornada: la llegada continua de oleadas de jóvenes dispuestos a disfrutar de la fiesta, aunque sin olvidar el sentido del día.

Entre los vecinos de Labastida había expectación, aunque algunos miraban de reojo la manifestación cultural que se festejaba. "Poco podemos decir", señala Jesús, "porque somos mayores, nos limitamos a la cuadrilla, a tomar cuatro blancos o así y lo demás hay mucha guerra para andar por ahí". Jesús confirma que ninguno de los tres que integra la cuadrilla habla euskera. "Tenemos 82 años, que c… vamos a saber. Entonces, después de la guerra lo único que hacíamos era sobrevivir, hoy se quejan de la crisis, pero entonces sí que teníamos crisis y el euskera tampoco era tan promocionado como ahora. Ni muchos menos". Este vecino conoce la existencia de la ikastola, "si, hay ikastola, hay de todo..."

Otros, sin embargo, están ilusionados, como Maider, la joven que atiende la caseta de Bodegas Solagüen, para quien este fin de semana será muy bueno -se refiere a las venta de vino-. "Piden el vino por su nombre, porque cuando se van de chiquiteo por el pueblo prueban el de año te piden Monte Buena y otros. La verdad es que se vende bien en estas jornadas", asegura.

Una madre y su hija, naturales de Bilbao, pero la joven residente en Labastida, destacan que "es muy importante que venga gente y que apoyen a la ikastola. "Para nosotros es un día muy especial", señala Olatz mientras da un paseo viendo la animación en la zona del frontón antiguo.

Mientras eso acontece, la gente que llega se va sumando al recorrido que, en esta ocasión, se ha llevado por otra zona, alrededor de la ikastola, para que sea el eje central de la jornada, según apunta el director del centro, en lugar de ir hasta el parque de San Ginés, ruta que tiene más repechos para subir caminando.

Entre los miles de caminantes que no se quieren perder el paseo hay gente de todas las edades, como el guipuzcoano David. "El Araba Euskaraz es para apoyar a la ikastola, porque está todo muy atrasado. No hay dinero, En Gipuzkoa también lo hacemos así para sacar dinero para hacer escuelas, pagar a los maestros, para que avancemos. El euskera necesita el apoyo de todos y el gobierno pone poco".

Entre los caminantes también los hay muy niños, y sus padres los llevan en sillas porque "tenemos que facilitar que vengan a estas fiestas en favor del euskera y así, entre todos, salir adelante" comenta Susana. Para ella, como madre, es importante que todo el mundo domine dos idiomas, pero "primero el nuestro, el euskera".

Los organizadores han repartido en cuatro las zonas de actividades: una para la inauguración y el protocolo con las autoridades, donde también hay música roquera y de folck y hasta un Dj. Resguardados, a la sombra, estaba el editor de La Piedra del Rayo, el riojano Carlos Muntión, uno de los grandes expertos de Rioja Alavesa, de su historia y sus tradiciones. También, cerca de él, se ha colocado un parchís gigante en el que juegan continuamente niños como si fueran las fichas. La segunda, más tranquila, para la comida popular, una romería y música euskaldun. La tercera es exclusivamente para los críos, con hinchables, entre ellos el de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, juegos, talleres. Y la cuarta para bertsolaris, un grupo de country vasco y otro de rock. También, una novedosa pantalla gigante.