MADRID. Cerca de 215 millones de menores son víctimas del trabajo infantil en todo el mundo, más de la mitad de ellos (115 millones) en las peores condiciones, según datos de la OIT, que advierte que "al entrar en el mercado laboral prematuramente, se ven privados de la educación y formación básicas para que ellos, sus familias y comunidades tengan mayores oportunidades de una mejor calidad de vida".
La OIT alertó de que la crisis está frenado el descenso que se estaba registrando respecto a la explotación infantil en el mundo y advierte de que el recorte en las políticas sociales tendrá "consecuencias irreparables" sobre la infancia. Con motivo de Día Mundial por la Erradicación del Trabajo Infantil, (que se celebra hoy) el director de la OIT para España, Joaquín Nieto, defiende que en situaciones de crisis es necesario "mantener robustos sistemas de protección social". En este aspecto, la OIT indica también que son relativamente pocos los casos de trabajo infantil que llegan a los tribunales nacionales y las sanciones por violaciones son con frecuencia demasiado débiles para ser suficientemente disuasivas, por lo que es necesario fortalecer los órganos judiciales y las instituciones junto a los programas de protección de las víctimas. Según la organización, los niños en las zonas rurales y agrícolas, así como los hijos de los trabajadores inmigrantes y de las poblaciones indígenas, son los más vulnerables a ser víctimas de trabajo infantil. "La crisis ha expuesto más a los niños de 15, 16 y 17 años, que pueden estar trabajando, haciendo un trabajo legal, pero dentro de las peores formas de trabajo infantil".
Según el responsable de la OIT, Joaquín Nieto, "estas formas peligrosas de trabajo infantil" se producen sobre todo en sectores del campo y de la construcción. "Hay algunas alarmas que nos indican que podrían estar creciendo estas formas, como que ha aumentado el número de accidentes de trabajo en esa franja de edad", detalló. El organismo plantea que se puede acabar con la explotación infantil si se aplican los convenios de la OIT, sobre la edad mínima para trabajar (que se sitúa al final de la educación obligatoria) y sobre las peores formas de trabajo. Por otro lado, Intervida señala que es necesario incidir en el acceso a la educación como "paso fundamental para garantizar la protección contra el trabajo infantil". También incidieron en la "urgencia" de adoptar medidas, políticas y programas "encaminados a garantizar que estos niños y niñas, especialmente los expuestos a las peores formas de trabajo, reciban una educación".
Así, a tres años para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, 67 millones de niños y niñas en edad de cursar la primaria continúan sin hacerlo. "La precariedad de las familias, la mala calidad de la educación y su no obligatoriedad en muchos países, o la falta de armonía entre la edad mínima para trabajar y la de finalizar la escolarización favorecen, entre otros, el trabajo infantil", sentencian desde Intervida.
En este sentido, instan a las autoridades a alcanzar los compromisos adquiridos en la Hoja de ruta para erradicar las peores formas de trabajo infantil para 2016 y que pasan por "asegurar la provisión de una educación gratuita, obligatoria y de calidad".